Capítulo 33: Despedida

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Lola estaba un poco cansada, seguramente por la vacuna o por el atracón que se acababa de pegar porque Miriam le había puesto demasiada comida, según ella "Porque a saber cuándo fue la última vez que comió". Sin embargo, tanto Miriam como Mimi lo agradecieron, porque así se quedaba en una cajita durmiendo y ellas podrían terminar de recoger las cosas que quedaban en la habitación de Miriam.

La residencia estaba siendo un caos. Se veían cajas y maletas en todas las esquinas. Parecía que todo el mundo había decidido irse el mismo día. Padres subiendo cosas a los coches, amigos despidiéndose entre lágrimas....

A pesar de que Miriam intentaba mantenerse ocupada y no pensar en que en pocas horas se iba a tener que despedir de sus amigos, cada vez de le hacía más difícil. Cuando terminó de guardar sus apuntes en una caja se giró para decirle a su novia:

- Pues ya está todo – anunció – Voy a pedirle a Aitana que me devuelva el celo para cerrar la caja y a devolverle a Ricky las cajas que me han sobrado para que guarde el sus cosas, y luego si quieres nos hacemos algo antes de que vengan mis padres.

- Ve tu a por el celo y yo le llevo las cajas a Ricky - se ofreció Mimi a lo que Miriam asintió

-.oOo.-

Media hora más tarde volvieron a la habitación, ya que ambas se quedaron un rato despidiéndose, aunque habían decidido comer todos juntos por última vez ese año.

Fue Miriam la que se dio cuenta de que Lola no estaba en la caja en la que se había quedado dormida.

- Mimi, Lola no está.

- ¿Cómo no va a estar? – preguntó acercándose, y viendo que efectivamente, la caja estaba vacía.

Registraron la habitación de arriba abajo y el gato no aparecía.

- Joder Mimi, que mis padres llagan en nada, ¿qué hago? ¿y si se ha escapado? ¿y si se la encuentra el portero de la resi y me echa la bronca por meter animales? – empezó a agobiarse Miriam

- Relájate, la puerta estaba cerrada, no ha podido salir de aquí ¿no?

No, el gato no podía estar muy lejos, así que volvieron a registrar la habitación de arriba abajo, hasta que fue Mimi la que abrió la puerta del armario y se encontró al gato durmiendo encima de la manta que había guardada en el suelo del armario.

- Miriam – llamó bajito a su novia para que viese la escena.

Miriam vino corriendo, pero se le quitó toda la amargura y el agobio que llevaba encima al ver que Lola estaba dormida sobre la manta.

- ¿Pero cómo abrió la puerta y se metió aquí dentro? – preguntó sin creerse lo que estaba viendo

Miriam fue despertándola poco a poco con caricias, hasta que Lola recobró su energía y se puso a saltar de un lado para otro.

Se pasaron el resto de la mañana jugando con ella, hasta que Miriam recibió la llamada de sus padres anunciando que ya estaban llegando.

Miriam se quedó casi paralizada al colgar, y Mimi estaba casi igual. Ambas sabían que no les quedaba casi nada de tiempo juntas. Tiempo que aprovecharon para quedarse en la cama abrazadas dándose mimos.

- Si es que estoy deseando que llegue ya agosto y nos veamos en Mallorca. – dijo Mimi acariciándole el pelo a su novia.

- No me fui y ya te echo de menos – susurró Miriam con la voz temblorosa

Mimi empezó a notar como su camiseta se comenzaba a mojar por las lágrimas de Miriam, lo que desencadenó que ella también comenzase a llorar.

- Pero no llores cabrona, que me lo pegas – intentó animar la situación sin mucho acierto.

Todas las flores / Miriam2Where stories live. Discover now