Capítulo 10: Visita

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Por fin era viernes. A Miriam no se le podían pasar las clases más lentas. Estaba deseando salir de allí para ver por fin a su hermano. A las 12 le había escrito que ya había llegado su tren a Madrid capital y que iba a coger otro que le acercase a la residencia donde vivía su hermana, por lo tanto estaría a punto de llegar. Cuando por fin el profesor dio por terminada la clase Miriam recogió sus cosas y esperó impaciente a que Amaia y Agoney hiciesen lo mismo para volver a la residencia. Sus amigos al ver el ansia con la que iba se dieron prisa para salir. Cuando llegaron a la residencia vieron a un chico alto y moreno con una pequeña maleta a su lado. Confirmaron que era el hermano de Miriam cuando esta salió corriendo hacia él y le dio un abrazo.

- Pues también eres muy guapo – dijo Amaia al llegar a la altura de los gallegos.

Efrén se quedó mirándola sin entender que pasaba, mientras que Miriam le presentó a sus amigos.

Después de despedirse de sus amigos subieron a la habitación de Miriam. Había una pequeña cama plagada en una esquina de la habitación que le habían subido de recepción para que durmiese su hermano.

- Había pensado en comer aquí y después ir a dar una vuelta por Madrid si no estás muy cansado.

- Perfecto – respondió su hermano

Eso mismo hicieron, y una hora después ya estaban subidos al tren para llegar a la capital. Se notaba que era la hora de la siesta porque casi se quedan dormidos y pierden su parada, pero por suerte la megafonía les avisó.

- El plan es dar una vuelta por el centro y luego si quieres podemos ir a un museo, que a partir de las 19.00 sale gratis.

- Ay, como echaba de menos que tuvieses todo controladito... - murmuró su hermano antes de llevarse una colleja – Eso ya no lo echaba de menos.

Tras estar un rato paseando decidieron parar a descansar un poco, y acabaron tumbados tomando el sol en el parque del Retiro.

- Bueno que, ¿me vas a decir ya lo que ocurre o no?

Miriam suspiró y se incorporó para quedarse sentada mirándole.

- Últimamente he echado mucho de menos estar en casa con vosotros.

- Pero no estabas llorando solo por eso

Miriam negó levemente con la cabeza

- Cada dos semanas tenemos que hacer una actuación delante de la clase. Durante las dos semanas tenemos clases de canto, de baile... de todo para poder hacer una buena actuación. El martes cuando me llamaste tuve la primera y no me salió muy bien.

- Pero no te agobies por eso, era la primera actuación y estarías más nerviosa. Te he visto actuar en las fiestas del pueblo, eres increíble. Seguro que solo han sido los nervios por ser la primera vez.

Si en algo se caracterizaba la relación de los dos hermanos es que siempre estaban para apoyarse el uno al otro. Efrén fue una de las pocas personas que desde que le dijo a lo que quería dedicarse nunca le hizo ningún comentario negativo al respecto. Otras personas le preguntaban cosas como "¿Y qué vas a hacer con eso?", "¿de qué vas a vivir?" o el típico "Eso como hobbie está bien, pero ¿Qué vas a estudiar de verdad?". Sin embargo su hermano siempre la apoyó en todo.

- Gracias – le respondió con una sonrisa – Espero hacerlo mejor dentro de 2 semanas.

- Claro que sí. Y quiero al menos un audio que lo pruebe – dijo dándole un beso en la frente.

- Y bueno... A ver, esto no sé muy bien como decírtelo – murmuro jugando con la manga de su sudadera. – Me gusta alguien. Bueno, creo que me gusta alguien. - recalcó el creo.

En ese momento Efrén sí que estaba sorprendido. Lo último que se esperaba era a su hermana enamorada.

- Hombre, eso sí que no me lo esperaba – intentó quitarle hierro al asunto - ¿Es de clase o de la resi?

- Es complicado, es amiga de unos compañeros de la resi.

- ¿Amiga? – preguntó el gallego dándose cuenta de cuál era la preocupación de su hermana.

Miriam asintió con la cabeza antes de mirar con ojos llorosos a su hermano.

- Miri, ¿pero qué pasa? Ni que en casa hubiese dicho nadie nada malo sobre eso.

Al ver que se iba a poner a llorar de verdad la abrazó.

- Es que además la he cagado por eso – sollozó.

Su hermano la dejó respirar unos segundos para que se calmase.

- La conocí en la fiesta de inicio de curso de la resi. Estuvimos hablando unos días y el finde pasado me empecé a dar cuenta de que me gustaba, o al menos me llamaba la atención, es que tampoco se muy bien que me pasa. Esto no me había pasado nunca y me empecé a rayar y como no sabía que hacer le dije que era una pesada y que teníamos que dejar de vernos tanto. Luego la escuche decirle a un amigo suyo que ella también creía que yo le gustaba. Después me queme la mano y ella vino a vendármela e intenté hablar con ella, pero parecía que entonces era ella la que no quería hablar – dijo hablando tan deprisa que al final se quedó sin aire y empezó a hiperventilar.

- Me perdí en la primera frase. – le contestó Efrén mirándola con cara divertida e intentando que se relajase.

-.oOo.-

Después de explicarle otra vez a Efrén todo lo que había pasado de forma más lenta y ordenada Efrén pudo contestarle.

- ¿Y no has hablado con ella desde el lunes que te puso la venda?

- No, me daba palo.

- Inténtalo, no pierdes nada.

- ¿Y qué se supone que le tengo que decir?

- Pues dile tú de ir al cine, no es tan difícil, y después le aclaras todo.

- Claro, decirlo es muy fácil...

- Y hacerlo también, la única que lo está complicando eres tú. Que entiendo que estés preocupada, pero de verdad que no es para tanto.

La rubia se quedó mirando al suelo jugando con el césped que había delante de ella hasta que al final se levantó de golpe.

- Venga, vámonos a ver el museo que al final nos vamos a pasar la tarde tirados al sol.

A pesar de que el resto de la tarde Miriam parecía estar mejor, Efrén aún no estaba seguro de que la conversación la hubiese animado demasiado.

A las 20.00 de la tarde ya casi estaba anocheciendo cuando decidieron que era hora de volver, ya que Efrén se había pasado todo el día de viaje y necesitaba descansar un poco.


Todas las flores / Miriam2Where stories live. Discover now