Capítulo 4: Resaca

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Al día siguiente Miriam se levantó por el sol que se colaba por las rendijas de la persiana. Miró la hora en su teléfono y vio que ya era la 13:30, y a pesar del cansancio que llevaba encima decidió que ya era hora de levantarse.

Después de lavarse la cara, aún seguía con pinta de cansancio por la mala noche que había pasado gracias a sus vecinos de arriba. Abrió un poco la ventana para ventilar el cuarto, se preparó un café y se sentó en la mesa para bebérselo. Mientras miró los mensajes que tenía en el móvil. Por el grupo habían pasado fotos de la noche anterior, y también vio que Ricky había preguntado si alguien tenía Ibuprofeno. Solo le habían contestado Mireya y Agoney diciendo que no. Ella había traído un pequeño botiquín con algunas medicinas básicas, así que le contestó que ella tenía, a lo que Ricky le pidió si se lo podía llevar. Se bebió el poco café que quedaba en la taza de un trago y se puso unas mallas y una camiseta para no ir en pijama.

Llamó a la puerta y, para su sorpresa, la que le abrió fue Mimi con cara de recién despertada y mala leche. Sin decir nada la dejo pasar a la habitación, que estaba aún hecha un desastre por la noche anterior. Vio la puerta de la cocina abierta y supuso que Ricky estaba allí, así que se dirigió a darle el comprimido que le había tirado.

Efectivamente, estaba preparando el desayuno, que parecían unos huevos revueltos, y no parecía que fuese él el que estaba de resaca, y empezó a preguntarse si el Ibuprofeno era para Mimi. Al oír que había entrado en la cocina la saludo levantando la espátula de la sartén:

- Buenos días, ¿qué tal la primera fiesta? ¿Tú también te has levantado resacosa?

- No demasiado, solo estoy cansada, como si me hubiese pasado un camión por encima.

- La primera noche es la peor, luego te vas acostumbrando...

- Tú no pareces muy resacoso tampoco...

- Porque no lo estoy, el Ibuprofeno es para Raoul– dijo haciendo un gesto hacia la puerta de la cocina que conectaba con la habitación de Raoul.

Se acercó a abrir la puerta y echar un vistazo como Ricky le había indicado, pero la habitación estaba completamente a oscuras, y para su gusto, necesitaba que alguien abriese la ventana y la ventilase un poco.

Volvió a cerrar la puerta sigilosamente

- ¿Se ha vuelto a dormir? – preguntó Mimi entrando en la cocina.

- Eso parece – le contesto Ricky.

Miriam dejó los comprimidos sobre la mesa haciéndole un gesto a Ricky indicándole que se iba.

- ¿Has desayunado ya? – le preguntó el chico

- Un café

- Pues quédate, anda

Iba a negarse, pero antes de que pudiese hacerlo ya había sacado un plato más y comenzó a poner la comida sobre ellos.

Sacó también pan y jamón cocido de la nevera y les indico a las dos chicas que se sentasen en la mesa.

Aunque Miriam no tenía mucha hambre empezó a comer un poco.

- Por esto te quiero tanto – dijo Mimi devorando el plato, cosa que hizo que Miriam no pudiese reprimir una carcajada.

- Tu ríete, pero en cuanto te despistes verás lo okupa que es, lo de que vive más en la residencia que nosotros no era ninguna broma.

- Tranquilo, que y la avisé ayer de que le iba a asaltar su microondas en cuanto pudiese – dijo Mimi guiñándole un ojo a la gallega, que apartó la mirada.

Todas las flores / Miriam2Where stories live. Discover now