Capítulo 35.

595 67 0
                                    

Soy yo.

Grace se acostó en su cama con la ayuda de Agnes, y luego soltó un gran aire que estaba conteniendo y cerró sus ojos.

—¿Te duele?— Preguntó Agnes viendo con atención el rostro de Grace.

—No.— Murmuró aún con sus ojos cerrados.— Sólo estoy cansada.

—Entiendo.— Suspiró y se sentó en la cama a su lado y luego comenzó a besar su rostro con delicadeza, y Grace comenzó a reírse.—¿De qué te ríes estúpida?—Soltó una risita.

—Me da cosquillas.— Dijo y abrió sus ojos para ver a Agnes con diversión.— ¿Te confieso algo?

—A ver dime.

—Quiero hacértelo.— Susurró y su sonrisa se fue borrando.— Quiero verte desnuda encima de mí.

Agnes la miró con picardía y luego besó sus labios con delicadeza, de una manera suave y lenta, provocativa, haciendo que Grace mordiera su labio lentamente.

—Es una lástima que estés herida.— Murmuró Agnes en medio del beso.— Al parecer me convertiste en una pequeña ninfómana.

—Suele suceder.— Dijo Grace con una sonrisa sarcástica.

Agnes volvió a besarla y golpeó su mejilla de manera juguetona y se alejó.

—Debo ir a casa, vendré mañana después de clases.— Dijo la pelirroja buscando su cartera.— Y no te esfuerces, porque luego tardarás en recuperarte y mira que tengo muchas ganas de que me hagas desastre.

Grace soltó una carcajada y luego la miró con diversión.

—Escríbeme cuando llegues.— Dijo Grace aún viéndola con diversión.

Agnes se acercó a ella nuevamente y la besó con delicadeza, y luego se marchó.

...

Emma estaba sentada en el mueble de su habitación, estaba recién bañada, su cabello estaba mojado, y su mirada estaba perdida en algún punto de la habitación. Había bañado a Cassandra aún estando inconsciente, y ahora estaba acostada en la cama en el mismo estado.

Pero luego se escuchó un pequeño gruñido desde la cama.

Emma se levantó rápidamente y la miró con atención, Cassandra se movía en la cama con una expresión dolorosa en su rostro y luego cayó al suelo por sus movimientos bruscos.

La rubia se acercó para ayudarla, pero Cassandra se había levantado con rapidez y se volteó a verla. Sus ojos estaban rojos como la sangre, su respiración era agitada como la de un animal hambriento, su cuerpo estaba tan duro y su quijada estaba firme.

—Mírame.— Murmuró Emma viéndola a los ojos.

Cassandra trató de mantener su vista en ella pero luego tomó una respiración brusca y se golpeó la cabeza con su mano derecha.

—Cass, mírame.— Volvió hablar la rubia.

Cassandra soltó un gemido de dolor y luego apoyó su mano en la pared tratando de mantener el equilibrio.

¿Te quiero a ti? ¡No! ¿En tú mirada? ¡Menos! #3Where stories live. Discover now