Capítulo 40.

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Sus labios no saben a cielo, pero si a infierno.

Sus ojos verdes la miraban con mucha atención, queriendo adentrarse más en esos ojos azules claros como el cielo, sus caricias en su mejilla eran suaves y adictivas, y como si fuera instinto sus ojos se cerraron queriendo perderse en su tacto y su fragancia.

—Está bien.— Murmuró Grace cerca de sus labios sin dejar de acariciar su mejilla.— Te quiero.

Sus brazos rodearon su cuello y sus labios se juntaron con suavidad, se movían lentamente sobre los de Agnes como si no quisiera romperla, su boca estaba tan caliente que era delirante, Grace era delirante.

Era un beso de aquellos que te dan para que jamás lo olvides, un beso suave y enloquecedor, lleno de dulzura y amor. Agnes gimió al sentir su lengua adentrarse y tocar la de ella en un movimiento lento y embriagador, sus frías manos bajaron a su cintura haciendo que la pegara más a su cuerpo.

Agnes colocó sus manos en la camisa de Grace para quitársela, y la castaña levantó sus brazos para que la pelirroja la dejara sólo con su brasier. Las manos de Agnes recorrieron lentamente su espalda, sintiendo su piel fría, mientras que sus labios seguían besándola con suavidad, pero luego se volvió más apasionante.

—Te quiero sentir.— Murmuró Agnes mientras la besaba y sus manos fueron al jeans de la castaña para desabrocharlo.

Grace arrugó su frente sólo un poco y se separó de ella lentamente, pero luego juntó su frente con la de ella.

—Nunca dejas que lo haga.— Murmuró Agnes buscando su mirada.

Grace no dijo nada, y sólo se quitó el jeans, y tomó a Agnes de la cintura llevándola hasta el mueble.

—¿Qué quieres tocar?— Preguntó Grace alejándose un poco.

Agnes fijó su vista en el cuerpo de la castaña, admirando cada parte de ella aún cuando sólo tenía su ropa íntima puesta. Grace era increíblemente blanca, tanto como un papel, Agnes se levantó un poco y se acercó a ella y besó su cuello lentamente, sintiendo su fragancia adictiva, mientras sus manos buscaban desabrochar su brasier, y al quitárselo se alejó un poco para apreciar los senos de la castaña.

Sus manos los acarició con suavidad y levantó la vista para ver a Grace y sintió tanto placer al ver como la castaña se le tornaban sus mejillas rojas al sentir el tacto de la pelirroja en sus senos.

Su boca se fue hasta uno de los pezones de Grace y los besó lentamente, sintiendo su sabor dulce, y sintió un pequeño suspiro de la castaña. Luego con su mano derecha tocó su centro por encima de su braga, haciendo pequeños círculos y sintiendo su humedad.

—Me gusta.— Murmuró Agnes alejándose y buscando su boca con desesperación, besándola con tanta pasión, y Grace la tumbó de nuevo al mueble quedando encima de ella.

Agnes bajó su braga en un movimiento rápido, y Grace comenzó a quitar su ropa, en movimientos salvajes, casi rompiendo su braga, estaba desesperada por sentir su cuerpo desnudo con el de ella.

—Déjame hacerlo.— Murmuró Agnes viendo con súplica a Grace.

—Hazlo.

Sus ojos azules brillaron, y besó a Grace rápidamente, y luego se bajó del mueble y se arrodilló delante de ella, y abrió sus piernas, su mirada se tornó hambrienta y lujuriosa al ver el centro de la castaña tan mojado, lista para ella.

Se acercó lentamente, y con tantas ganas besó su intimidad, y al sentir su sabor gimió con deseo, le había fascinado lamer su clítoris al instante y saciarse de ella. Grace cerró sus ojos al sentir como Agnes la besaba en su intimidad con una lentitud exquisita, y sus manos se colocaron en su cabello haciendo presión.

¿Te quiero a ti? ¡No! ¿En tú mirada? ¡Menos! #3Where stories live. Discover now