Jeon JungKook es uno de los pocos de su casta, sí, Jeon JungKook es un beta. Uno de los maravillosos y preferidos hijos de la madre Luna.
Para Jeon siempre fue complicado adoptarse a su vida. De pequeño fue el niño del que nadie quería ser amigo, d...
Al día siguiente JungKook tenía el ánimo renovado, su esfuerzo y atención en las clases de ese día había sido impecable y su humor tan feliz como cuando tenía cinco años y sus padres me compraban caramelos.
Sí, Jeon podía decir era tan feliz como un niño con caramelos de su sabor favorito: el bizcocho y el café.
-¿Dónde vas guapo? -Le susurraron al oído alertándolo y sacándolo a su vez de la ensoñación tan bella que tenía idealizada de él junto a sus ambos destinados abrazados. Cuando el pelinegro se giró para encarar a quien le había dicho aquello descubrió que no era tan ilusión lo que pensaba, sino que realmente el aroma a café de Tae estaba allí.
-¡Tae Hyung! -Gritó feliz, lanzándose a abrazar el cuello del mayor y llamando de manera automática la atención de quienes caminaban fuera de la universidad.
-Mi Beta precioso. -Murmuró el mayor rodeando su cintura y pegándolo más a él.
JungKook se separó con una amplia sonrisa de palas superiores marcadas, sus finos labios deshaciendo la sonrisa al arrugarse formando un poquito de pato que Kim besó al instante repetidas veces.
-¿Qué haces aquí? -Preguntó Jeon todavía alegre y sonriente. Realmente no creía posible bajar de esa nube de felicidad.
-Hoy he terminado antes y alguien me dijo que esta tarde la tenía libre en el trabajo. -JungKook asintió entendiendo la referencia; él era quien libraba ese viernes en la cafetería. -Entonces he pensando pasar a por mi mate bonito e ir a merendar algo rico antes de ir a su casa a dormir como teníamos pensado. -Canturreó con gracia, moviendo sus propias caderas y las del menor con el agarre en ellas simulando un baile lento.
-¡Sí! -Volvió a gritar sin poder contenerse; Tae soltó una carcajada feliz a la que la risa del menor se unió poco después. -Ahora vámonos, todos te miran. -Se quejó arrugando su nariz luciendo como un conejito y entrelazando su mano con la del mayor para caminar hacia la salida de su facultad y por ende de la universidad.
-Porque estoy con un chico guapo. -Tae se inclinó de lado para besar su mejilla que rápido se tiñó de un sutil rojo.
-No, el chico guapo eres tú. -Y no es que ninguno fuera un mentiroso o hipócrita o no se valorara; es decir, ambos sabían y eran conscientes de su belleza natural e innata, sin embargo amaban sonrojar por alagos e idolatrar a su destinado.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El apartamento de Jeon JungKook había adoptado cierto aire alegre desde hacía unas semanas, sus paredes ahora tenían dibujos coloridos y nunca faltaba comida en su nevera; además de que sea tenía mucho más ordenado. Pero para ello tenía un motivo, ahora recibía la visita de su Alfa de manera constante. La pareja compartía su tiempo en parques o paseos nocturnos entre semana cuando podían verse por sus trabajos o estudios, en el caso del menor, pero los fines de semana los pasaban en el mini estudio de Tae o en el apartamento de Kook.
