CAPÍTULO 19.

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Grace Austin.

Se siente como si estuviese esperando algo que no va a pasar, como si quiero dar, pero donde no recibiré nada más que un corazón roto. Así que dejo mis ilusiones de un lado porque no son propias de mí y me enfoco en el presente.

El cual es mi carrera, un buen partido de hombre para tener sexo y ser un amigo, porque si así me ve el, así lo veré yo. No sufriré de nuevo si está en mis manos poder evitarlo.

—¿Qué pasa? —Me pregunta cuando llegamos a casa. —Te siento tensa.

«Mi querido Lucas, lo estoy.»

—Es que no me siento bien, es todo. Creo que me recostaré un rato.

No dejo que responda y entro a la habitación, sé que me dará mi espacio. Si tengo que hacer una lista de las cosas por las cuales Lucas me gusta, la primera es porque me entiende y eso me vuelve loca.

No sé cuánto tiempo duermo, pero fue el necesario para sentirme mejor emocionalmente.

Soy fuerte solo tengo que aceptar que ni en esta ni en otra vida Lucas me verá como algo más.

Cuando salgo de mi habitación es de noche, Lucas esta frente al televisor usando su laptop, teclea mientras ve la pantalla con el ceño fruncido.

—Hola.—Digo y me dejo caer a su lado.

Me fijo en el vaso de Coca–Cola que tiene enfrente y le doy un sorbo sin preguntar.

Necesito sexo.

—¿Estás muy ocupado?

—Desearía no estarlo, pero lo estoy.

—Entiendo.

Tengo la misma ropa con la que salí a dar el paseo. Beso su mejilla de forma sonora y me levanto hasta la habitación. Me doy un baño y aprovecho para lavar mi pelo. Cuando salgo me pongo unas bragas color rosado pastel y una camiseta blanca de Lucas sin sostén. El pelo mojado me cae a la altura de mis pezones mojando un poco la tela blanca de la camisa logrando que se transparente.

Nada que Lucas no hay visto o le parezca interesante. Por último me pongo mis medias amarillo chillón y salgo de la habitación con la vista en mi celular.

—¿Quieres que ordene algo para cenar o quieres cocinar tú? Yo digo que ordenemos algo porque no tengo ganas de cocinar, pero si tú...—Alzo la vista tras su incómodo silencio y lo encuentro mirándome los pechos. —Se mojó, no la iba a cambiar.

El sacude su cabeza y traga con fuerza, luce nervioso e impaciente.

—¿Decías?

—Que si quieres ordenar algo para cenar o hacer la cena tú porque no tengo ganas de cocinar.

—Puedes ordenar lo que quieras, yo invito.

—Sushi será.

Ordeno y una vez el pedido listo me dejo caer en el sofá, me siento en posición de indio y enciendo la tv.

—¿Qué haces?

—Es un ensayo que debo presentar el lunes, una forma sutil de decirle a mi cliente que me venda su terreno. —Me sonríe.

—¿No te gusta estar aquí?

—Sí, pero mi vida está en Inglaterra, quizá si no hubiese tenido a Ty estuviese aquí por años, pero ya no soy sólo yo yo. Además, aquí solo te tengo a ti.

—Sí, pero a veces lo mejor es solo la familia. —Asiento y vuelvo la vista al televisor.

—Así es, no hay nada mejor que eso. En unos días cumplo 23 y espero estar allá cuando lo haga. También mi sobrina Hay, cumplirá su primer año en unos meses, todo esto va muy rápido.

Segundas oportunidades. ("Somos" libro #3)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن