CAPÍTULO 33.

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Grace Austin.

De nuevo en Milán, me fui hacia Inglaterra con una mentalidad totalmente diferente a la que regresé. Como llego de noche, Larusso me lleva directamente a las oficinas de Enzo que es el lugar donde se encuentra Emilia.

Le pido a Larusso que me espere, las puertas se abren inmediatamente toco la alfombra de fuera. Entro y solo veo personas recogiendo para irse, no me dicen nada puesto que ya me conocen.

Entro al ascensor y presiono el piso 6, espero con paciencia y la mirada en los mensajes que me llegan. Había puesto mi celular en modo avión, por ende, todos los mensajes me están subiendo ahora.

Lucas Henderson: ¿Llegaste?

Tantísimo tiempo sin sus mensajes.

Grace Austin: Si, gracias. ¡Buenas noches! <3

Cuando el ascensor se abre saludo a las pocas personas que van entrando, me siento nerviosa, ese video representa gran parte de mi consciencia robada, me siento asqueada y si quiera lo he visto.

Guardo mi teléfono en el bolsillo trasero de mi jean y entro a la pequeña oficina donde se encuentra Emilia viendo varias computadoras.

—Hola. —Le saludo y me siento a su lado.

—Hola, tengo los videos en esa pantalla. —Me señala una pantalla mediana que se encuentra a mi derecha. —¿Lista?

Me encantaría tener a alguien que tome mi mano en estos momentos, pero, soy mi propia persona. Entrelazo mis manos y las coloco en mi regazo.

—Lista.

Asiente y le da play.

Lo primero que veo es mi cuerpo desnudo y un escalofrío me recorre la espina dorsal.

—Esto es lo que me gusta, una perra. —Dice Kaden riendo, pero no muestra su cara.

Siento mi garganta secarse en el momento que saca su pene, bastante pequeño a comparación de mis últimas vistas. Me estruja los pechos con mucha brusquedad.

—No iba a esperar por ti, ¿Quién te crees? —Me abofetea y jadeo. No creo poder ver este video completo.

Me abre las piernas y mete su dedo corazón, la Grace del video suelta un gemido, mierda. Me penetra con mucha brusquedad y sin preservativo. Sale y entra, mi boca se entreabre con cada embestida.

Cuando entra y sale por última vez su pene está lleno de sangre. Si gemí, si jadeé, tuve reacciones como si hubiese estado consciente.

Siento mis ojos picar e inhalo profundo. Se graba mordiendo mis pezones con fuerza, Emilia jadea cuando de mis pezones brota sangre.

—Suficiente. —Dice y pausa el video al cual le quedan 2 minutos más. Se gira hacia mí y siento su mirada, aunque la mía sigue fija en la pantalla oscura. —¿Estás bien?

—Sí, sí. Envíame ese video a mi teléfono, tienes mi número ¿Cierto? —Pregunto levantándome de la silla.

—Sí, te lo envío de una.

—Vale, gracias. —Le sonrío sin mostrar mis dientes y salgo de su oficina. Respiro profundo todas las veces necesarias para no llorar.

«Ya pasó.»

«Estás bien.»

«Eres fuerte.»

Llego a casa y dejo mi maleta en la sala. Me despejo de mi ropa a mitad del camino y para cuando llego al baño ya estoy desnuda. Dejo que el agua fría caiga sobre mi cuerpo, cierro los ojos y lloro.

Segundas oportunidades. (&quot;Somos&quot; libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora