CAPÍTULO 34.

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(Todo lo que pasará aquí, es de mi cabeza, no me estoy guiando de las líneas reales.)

Grace Austin.

Hoy es el día del juicio y no miento que no he parado de estar nerviosa, es en unas horas y he camino de un lado para el otro sin parar. Es tanto el estrés que obligué a Lucas a venir conmigo a la oficina.

—Te ves bien detrás de ese escritorio, pero oh Dios, te verías mejor encima de él. —Suelta mirándome de la forma que me viene trayendo loca desde hace tiempo.

Aprieto mis piernas para calmar el fuego que siento entre estas.

—Gracias. —Le sonrío. Ese comentario me dio ganas de barrer con mi brazo todo lo que hay en el escritorio y abrirme de piernas a él.

—Tienes que dejar de estar nerviosa, no llamarás nada bueno así.

Lo miro con una ceja encarnada.

—No puedo dejar de estar nerviosa. —Me levanto del asiento y llego hasta el suyo que estaba frente al mío. Tiene una pierna encima de la otra, me acerco y quito su pierna para sentarme sobre ellas.

—Siento que el mundo explotará en algún momento, Lucas.

Me aparta el pelo de la cara y me rodea la cintura con sus brazos.

—Lo hará solo cuando salgas victoriosa de ahí.

—¿Y si no?

—Nunca pierdes y esta vez tampoco.

Me mira, lo miro y mi sonrisa sale involuntaria. Lo amo, Dios.

—Odio no poder odiarte.

—Y yo amo que no me puedas odiar.

—Eres insufrible y arrogante. —Suelto entrecerrando mis ojos.

—Y tú eres muy bonita y sexy.

—Imbécil. —Me rio con fuerza.

—Te dejaré caer. —Amaga con abrir sus piernas.

—¡No! —Digo como puedo mientras me sigo riendo.

—Pues dime que soy el ser más sexy, candente y rico del planeta tierra.

—No.—Bromeo y amenaza de nuevo con dejarme caer. Resoplo y hablo. —Eres el ser más sexy, candente y rico del mundo.

Se queda en silencio mirándome y yo le devuelvo la mirada con la misma intensidad, volviendo este ambiente sexual y muy tenso.

—¿Puedo besarte? —Cuestiono. No me responde, solo hunde su mano en mi cabello y me pega a sus labios con fuerza. Nuestras bocas juntas hacen sonidos ricos, gime cuando lo beso y yo gimo cuando me besa con la misma intensidad.

—Parece que interrumpo un buen momento. —Escucho la voz de Massimo.

Me separo de Lucas, pero no me levanto de sus piernas.

—Estamos de acuerdo. —Resoplo. —¿Qué haces aquí?

Baja la mirada y vuelve a subirla.

—Mamá me contó todo, no pude quedarme de brazos cruzados, tuve que venir.

No me molesta, así que solo asiento.

—Gracias.

—Venia hablar, pero creo que es un momento íntimo.

—Sí, de hecho, sí. —Suelta Lucas y casi quiero reír por su tono de celos.

—Hola, Nadie. Es un gusto verte con Grace.

Segundas oportunidades. ("Somos" libro #3)Where stories live. Discover now