CAPÍTULO 21.

4.8K 427 263
                                    


Grace Austin.

No puedo creer que lo impulsé a salir con ella, tampoco puedo creer lo mal que me siento al saber que él aceptó salir con ella. Me dejo caer en mi cama, pero no lloro, solo me vuelvo un ovillo pensando el porqué de esto, ¿Cuál es su propósito aquí?

Después de un rato cuando no escucho más que el viento y los carros, salgo de la cama, hace rato cuando salí de la habitación por el enojo vi una caja de pizza, al menos ha hecho algo bien el mojigato.

—¿Ya estás más tranquila celosita? —Me sobresalto al escuchar la voz de Lucas. Me acerco con desconfianza y en efecto es él, está sentado en el sofá, con sus manos detrás de su cabeza.

—¿Qué diablos haces aquí? Se supone que tienes una cita.

—Cancelé. —Se encoge de hombros.

—¿Y Larusso?

—Durmiendo en su casa, como debe de ser.

Tengo mucha hambre y si hablo le voy a decir muchas cosas que no quiero. Más que celos siento la necesidad de se quede conmigo porque es la única persona que después de tantos años me ha hecho sentir querida, entendida y respetada. El hecho de que haya aceptado salir con ella, me abrió muchos pensamientos al respecto. Puede que estén erróneos pero la mente es libre y la mía tiene tanta imaginación que podría hacerme rica con solo pensar.

—Bueno. —Es lo que digo antes de morder una rica pizza de camarones.

—¿Solo dirás eso? ¿No me vas a explicar tu repentino ataque de histeria?

«Me gustas.»

—No fue ningún ataque de histeria. —Me acerco hasta el sofá y me dejo caer a una distancia prudente. —¿Cómo te está yendo con el trabajo?

—Eso sí es un buen cambio de tema. No lo sé, creo que ese señor solo se está burlando en mi cara. Yo estoy a nada de estamparle una silla en la cabeza.

—¿Tan desesperado estar por irte? —Cuestiono mirando al frente.

No quiero que se vaya, pero tiene que irse, tiene una vida donde no hay espacio para mí y eso tengo que entenderlo, un hijo es una prioridad. Un polvo puedes tenerlo cuando, como y donde quieras.

—¿Qué? ¿Tan rápido te acostumbraste a mi fabulosa e increíble presencia? —Bromea.

—Puede ser.

—No pareces estar muy cómoda a mi alrededor en estos momentos.

—Tú tampoco, ni siquiera me has tocado. —Lo miro cuando termino mi pedazo de pizza.

—No lo hago porque me evitas, ¿Qué quieres que haga? Te doy tu espacio.

—Pero yo no te lo he pedido, ¿O sí? —Enarco una ceja.

Me levanto y camino hasta la cocina para buscar un vaso de agua, lo sirvo y me lo tomo. Ya no me siento tan mal después de ese baño de agua fría.

Cuando vuelvo a la sala Lucas sigue en el mismo lugar.

—Ven. —Palmea su regazo indicándome que me suba.

Me gusta y odio que me guste como me gusta.

A paso tímido me acerco hasta su regazo, me siento de lado porque si lo hago en ahorcajadas esto no terminara de forma inocente.

—¿Por qué estuviste evitándome estos días? —Pregunta con suavidad mientras sus nudillos acarician mi mejilla.

Quiero llorar porque estos momentos tan bonitos que me hacen sentir querida, segura y cómoda al final serán solo recuerdos efímeros.

Segundas oportunidades. ("Somos" libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora