CAPÍTULO 35.

6K 443 394
                                    


⚠️Escuchar la canción cuando se les indique, para saber lo que Lucas siente por Gracie.⚠️

Lucas Henderson.

Ahora estamos en la casa de Grace, el hotel nos abrumaba y no quería pagar por todo lo que terminamos rompiendo.

—Quédate otro día. —Musita Grace sobre mí. Está literalmente acostada sobre mí, mientras mi brazo rodea su cintura.

—Es que no puedo, solo tengo permiso del trabajo hasta hoy. —Ella levanta su cabeza y me mira a los ojos, saca su labio inferior y me mira suplicante.

Casi lo logra.

—Deja de mirarme así o lo único que ganarás es que vuelva a follarte. —Entrecierro los ojos con burla.

Ella rueda los ojos y se deja caer en mi pecho de nuevo abrazándome.

—¿Cuándo nos veremos de nuevo?

—¿Cuándo quieres que vuelva?

—Yo ni siquiera quiero que te vayas, te amarraré a una silla.

—Y me montas, por favor. —Me rio haciendo vibrar su cuerpo desnudo sobre mí.

—¡Pervertido! —Se ríe levantando su cabeza para mirarme.

—Tus pezones fruncidos sobre mí me dicen que te gusto. —Comento y sus mejillas toman color. La he visto mil veces desnuda, me la he comido de todas las formas y Grace, Grace sigue poniéndose roja.

Giro sobre mí para tenerla debajo.

—Es que eres muy directo.

—Y tú muy linda.

—Gracias. —Me besa cortamente.

Es que, si pudiera meterla en una maleta y llevármela, lo hago.

—Tus besos son una droga letal. —Murmura dándome besos cortos una y otra vez.

—Haces que no me quiera ir.

—Bueno, te vas en la tarde, ¿Quieres hacer algo ahora? —Cuestiona levantándose de la cama.

—La verdad sólo quiero estar contigo. —Me fijo en su culito perfecto y paradito cuando se aleja de la cama.

Me sonríe y camina hasta una de sus gavetas donde saca una de las camisetas que le dejé. Se la pasa por la cabeza y se cubre el cuerpo sin ponerse nada debajo y vuelve a la cama.

—Esto me gusta. —Musita.

—¿Qué?

—Tú, yo, un nosotros.

—¿Ves un nosotros?

—¿Tú no?

—Por supuesto.

—Tenemos que dejar muchos puntos en claro. —Comenta. Se acomoda en posición indio sobre la cama y enseguida unas patitas resuenan en la habitación.

—Hola, Queen. —Saludo a la belleza de perrita. —¿Puedo subirla en la cama?

—Sí, sube a mí bebé.

Lo hago y me acomodo de la misma forma que Grace, quedamos frente a frente mientras acaricio a Queen, la cual se recuesta cómodamente en mi regazo.

—¿Qué puntos?

—Sí te doy una segunda oportunidad, tienes que tener en claro que debes estar completamente seguro de un nosotros. Eres increíble, pero no quiero sentir inseguridad.

Segundas oportunidades. ("Somos" libro #3)Where stories live. Discover now