Capítulo Uno: El Despertar

840 101 35
                                    

Baruk

—Vamos, Baruk.

Traté de seguir sus pasos, pero era más rápido que yo, además, me gustaba caminar pisando sus huellas que se quedaban marcadas en el fango. Mi pie era mucho más pequeño que el de papá.

—¿A dónde vamos? —. Pregunté.

—Iremos a revisar la manada —me miró con una sonrisa. Le era divertido llevarme con él cuando hacía recorridos—, es momento de que te incluyas en la manada también. Debes conocer a tu pueblo, aprender de ellos, así los protegerás mucho mejor.

—Yo no quiero conocer a nadie —me quejé—, siempre que me acerco a los otros niños sólo corren. Creen que soy diferente.

Me crucé de brazos.

—¿De qué sirve ser el alfa si todos te temen?

—Nadie te teme, Baruk —mi papá me miró con seriedad—, y tal vez sería bueno que dejaras de hacerte el rey de vez en cuando. Quizá eso ahuyenta a tus amigos.

—A veces se parece tanto a su madre —. Lo escuché pensar.

—Tengo que demostrar que soy el más fuerte —negué—, a mí me gusta como miran al abuelo y a ti cuando te acercas. Ellos no corren, sólo van a ti, ¿Por qué no vienen a mí?

—Porque el abuelo hizo algo por ellos, yo también, ambos nos ganamos el respeto de la manada y también su afecto.

—Pues entonces déjame tomar una misión —alcé mis manos en puño—, quiero demostrarles a todos que puedo hacerlo. Soy el más fuerte de los herederos.

—¿Irías tú solo?

—Claro —sonreí orgulloso—, un alfa siempre vaga solo.

—¿Qué hay de tus hermanos? —preguntó—, ¿Ellos no pueden acompañarte?

—No. Nalu sólo se aferra a mí cuando tiene miedo y Nora es tan distraída que tendría que salvarla más de una vez —. Me trepé sobre una rama y me balancee—. Sólo serían un estorbo para mí.

Papá me miró cruzado de brazos. Se veía molesto.

—Baja de ahí.

Yo asentí y me dejé caer.

—¿Por qué dices cosas así? —se sentó en el pasto y yo también lo hice—, no deberías hablar así de tus hermanos, ellos te aman y sé que no podrías vivir sin ellos.

—Puedo hacerlo.

—No es verdad —me miró molesto—, cada vez que Nalu siente miedo lo abrazas y, a pesar de que Nora te molesta, la perdonas. Los amas demasiado y sé que no te sentirías bien de no tenerlos cerca, ¿No es verdad? Nalu no te abrazaría cuando tú tienes pesadillas, tampoco tendrías los suéteres bordados de tu hermana y mucho menos comerías tu postre favorito que ella prepara con tu madre.

Yo me encogí de hombros.

—Supongo que no.

—Baruk —suspiró. Se veía molesto—. La razón por la que eres un alfa no es sólo porque fuiste el primero en nacer de tus hermanos, no, ellos bien podrían serlo también, ¿Y tú sabes por qué?

Yo negué con la cabeza.

—Porque un alfa se forja por su corazón y no por un derecho —negó señalando mi pecho—, y tú aún tienes un corazón que crece, si lo dejas llenarse de sentimientos oscuros y egoístas, jamás serás un alfa de verdad, ¿Entiendes eso?

Papá miró de nuevo al frente y sonrió.

—Cuando tenía tu edad yo también creía que ser fuerte era lo que me haría un alfa de verdad, pero no lo es; siempre fui débil de mente y los demás sí corrían cuando yo estaba en la manada. Me tenían miedo por mi gran poder —se encogió de hombros. Parecía que no le molestaba que los demás lo hicieran sentir así—. Pero todo cambió cuando maduré, usé mi fuerza para ayudar a mi manada y les demostré, no con una guerra sino con acciones, que podía ser un gran alfa. Incluso mejor que mi padre.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Where stories live. Discover now