Capítulo Trece: Armonía

672 91 40
                                    

Diederik

—Aquí tienes, Die.

—Mmm —olfateé mi plato—, huele delicioso, Em.

—¿Cómo se dice? —. Zephyr levantó su mano para señalarme.

—Ah, es cierto. Gracias, Em —. Asentí.

—Ese es mi enano —. Em acarició su cabeza aprobando su actitud.

Sonreí al probar un bocado con la nueva cosa que Emdrick me estaba enseñando a usar. Parece que no me permitirá comer de nuevo con las manos.

—Se los dije —. Vi a Maya recibir un par de sacos pequeños de Nalu y Argus.

—Esto no es divertido —. Bufó el más joven.

—No me digan que apostaron —Emdrick sonrió—, ¿Qué no saben que jamás se debe apostar con una mujer? Ellas están aliadas con el demonio mayor.

—Hubiera sido fácil ganarle si no fueras tan... —Argus hizo una mueca—, amable.

—¿Yo? —bufó en un tono burlón—, soy el mismo de siempre.

Miré a Emdrick. Él estaba cocinando el día de hoy ya que era mi primer día fuera de la habitación y quería hacer un buen desayuno, así que vestía una cosa extraña que colgaba de su cintura y a lo que todos llamaban "mandil". Era para no mancharse al parecer.
Creo que dijo que esto era algo así como un festejo por haber culminado mi conversión pero la verdad no lo entendía. Yo me sentía igual.

Los últimos días me la había pasado durmiendo, pero en cuanto desperté, me sentí de lo más genial. Comí con normalidad y no había vuelto a molestar a Emdrick para beber de él; aunque creo que él no diría que lo molestaba exactamente, más bien, lo perseguía hasta sentirme... Satisfecho. Algo así como devorarlo hasta sentirme completamente lleno de él.
Casi no recordaba mucho acerca de lo que pasó después de aquel eclipse en la cueva, pero no importa ya, Emdrick me cuida más desde aquella vez.

Supongo que le daba miedo que algo me pasara realmente.

—Toma esto, te gustará.

—Gracias —. Sonreí tomando el vaso de agua naranja que me sirvió.

Nalu y Baruk comenzaron a reír en voz baja pero en cuanto Emdrick se dio cuenta, los amenazó con su cuchara enorme.

—Si escucho una broma más de esto, voy a golpearlos hasta ver sus ojos llorar sangre.

Ambos guardaron silencio y yo sonreí al verlo molesto. A veces mi amo era lindo.

—Yo estoy llena —Nora suspiró—, ¿Qué hay de ti, Diederik?

—Creo que todavía no —sonreí al negar con la cabeza—, Em cocina delicioso, quiero comer más.

—Por supuesto que sí —lo vi tomar una postura distinta. Parecía orgulloso—, yo soy el mejor en todo.

Eros estaba lavando los trastos junto a Liv e incluso vi a Romi ayudar a su hermano a cocinar lo que Adrien sacaba del huerto.
Jamás había estado en un desayuno familiar, pero me sentía increíblemente a gusto con todos ellos aquí. Es casi como tener una familia.

—Toma Diederik —Zia me dio un pedazo de pan—, lo hizo Maya. Está buenísimo.

Yo asentí comiendo todo de un bocado.

—Delicioso —. Asentí.

Todos rieron al instante pero de inmediato sentí un escalofrío en la espalda.

—No comas todo de una vez —Emdrick limpió mi cara con una servilleta—, debes comer un bocado a la vez, ¿Lo recuerdas?

—Ya cálmate —Baruk rió mientras alimentaba a Zephyr. Creo que un par de veces vi a Emdrick hacer eso conmigo pero sólo cuando estábamos en el sótano—, si lo sigues atormentando ya no querrá comer. No puede aprender todo de una sola vez.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Where stories live. Discover now