Capítulo Treinta: Perdón

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Romily

—Quisiera hacer algo más para enfrentar a Damien —dije mientras cortaba los pimientos para la cena—, creo que podría entenderme bien con él por mamá. 

Miré a Adrien.

—¿Te había contado ya que ella vivía en Chicago antes de enamorarse de papá y mudarse a Alemania con él?

—Eso no me lo habías dicho —sonrió mientras lloraba—, es interesante conocer más de ti y de tu familia. Sólo recuérdame, princesa, ¿Qué me dijiste que era Chicago? ¿Un país o un continente?

—Ay, mi vida —. Reí.

Corrí para tomar un paño húmedo y pasarlo por sus ojos.

—Un príncipe nunca corta cebollas —rió dejándome mimarlo—, pero que buenas serían para la guerra, ¿Imaginas cuántos ejércitos podrías derrotar con tan sólo lanzarles cebollas recién picadas?

—¿Pero qué tonterías dices ahora? —. Sonreí besando sus mejillas—. Hacemos esto para que no haya más guerras en el futuro, mi Adrien.

—Lo sé —sonrió al verme con sus ojos enrojecidos—, pero si lo piensas es un plan de ataque infalible.

—Que tonto —. Lo besé.

Sus labios sabían curiosamente a chocolate.

—¿Robaste de nuevo los dulces de Eros?

—Me dio un par esta mañana —se confesó—, son deliciosos a decir verdad. Nunca pensé que sería tan glotón y comería chocolates, sabes bien que en el castillo no se me permitía tener ese tipo de gustos, no como los que tenemos ahora.

—Lo sé —. Adrien tenía razón.

Cuando estábamos con sus hermanos sabía que él no tenía mucho tiempo libre, siempre iba de un lado para otro resolviendo con gentileza todo lo que Alex no podía resolver. Siempre que había un problema en donde eran necesarias las palabras y no la guerra, Adrien era quien se hacía responsable y me alegraba por ello.

Me enamoré de él por su noble corazón.

—Y eso que no has probado los manjares que el chef real cocina en el castillo —sonreí—, y por chef real me refiero a mi papá, claro.

—¿Mi suegro cocina? —. Dijo sorprendido.

—Por supuesto —asentí—, tenía un hijo vampiro pero también una esposa y una hija licántropo, así que el rey aprendió a cocinar para tener alimentada a la familia. Él sabe hacerlo todo a la perfección.

—Pensé que tu madre lo hacía.

—No —reí de inmediato—, mi papá podrá ser el rey, pero en realidad es mamá la que se encargó del reino por mucho tiempo en su ausencia. Con la captura de Bård, el entrenamiento de Emdrick y por supuesto, su evidente amor por nosotros fueron las cosas que lo hicieron ceder todo el poder a mamá.

Sonreí pensando el ellos.

—Mi mamá es una reina increíble, ella ha gobernado el reino con mano de hierro pero un corazón lleno de bondad —lo miré con alegría—, me emociona decir que gracias a que ella tomó las riendas del reino por un tiempo, Em y yo pudimos tener una infancia feliz. Papá nos cuidó y crió con tanto amor que cuando crecimos y tomó el reino de nuevo, mamá lo apoyó siempre.

—Valoro mucho el que tu padre se haya hecho a un lado para criarlos, pero sé que le debió resultar difícil —negó con la cabeza—, eso nunca es fácil, como padre, se supone que es un orgullo mantener a su familia.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Where stories live. Discover now