Capítulo Cuarenta Y Uno: El Rey

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Emdrick

—Yo no tengo nada que ver con ella —negué tal cosa de inmediato—, yo ya he sido elegido.

Mostré sin remordimiento la marca en mi cuello, los dientes de Diederik habían dejado claro quién le pertenecía a quien.

—No es posible —Sasha gruñó. Mostrarle mi marca lo había hecho enfadar aún más—, esto no puede ser, ¡Tú no puedes hacerme esto!

—¿Que yo qué? —hice una mueca de disgusto—, yo no te he hecho nada, imbécil.

Mi sangre comenzaba a hervir, siempre lo hacía cada vez que lo veía y es por eso que sabía que yo era el menos adecuado para presentarme ante él.

—Siempre haces lo mismo —reí sarcástico arremangando mi camisa—, creí, por un momento pensé que serías diferente pero no es así.

Lo miré lleno de ira.

—Sigues siendo el estúpido altanero de siempre.

—Tú no me conoces, no sabes de lo que soy capaz de hacer cuando se trata de mi gente —Sasha se quitó de encima el abrigo al igual que yo me deshacía de mi capa—, tú no sabes lo que haría por ella.

—¿Entonces por qué la Luna me eligió a mí como guardián y no a ti?

Sasha rugió.

—No creas que me asustas con eso —saqué mis garras—, yo también puedo rugir, ¿Lo olvidas?

—Emdrick, no creo que este haya sido un gran plan —Yumei murmuró—, se nota que ese hombre te odia.

—¿Por qué? —bufé—, si ni siquiera lo conozco.

—Tú tienes algo que es mío y lo quiero de vuelta —Sasha me apuntó con su mano—, lo quiero ya. Devuélveme lo que es mío.

—¿Pero qué...

Sasha se abalanzó sobre mí en menos de un segundo y me separó del resto de mi manada que de inmediato comenzó a pelear con los lobos que los atacaban.
No sabía si era suerte o ventaja, pero al menos sabía que la manada de Sasha era pequeña, pues no hay tantos idiotas que piensen en la pureza de sangre como el mejor estilo de vida.

—¡Suéltame! —. Gruñí empujándolo lejos de mí.

—¡Dime dónde está! —me asfixiaba con sus manos—, ¡Dímelo!

—Estás... Demente —. Tomé sus manos e hice una llave con mis piernas que de inmediato lo sometió bajo mi cuerpo—. Yo no quiero pelear, Sasha, ¡No quiero!

—Debiste pensar en eso antes de presentarte con su olor en ti.

—¿Qué olor? —reí molesto peleando con él—, la única persona que puede marcarme es mi pareja, no he visto a nadie más.

—¡Mientes!

Sasha se levantó del suelo empezando una pelea entre los dos, ninguno usó otra forma, esta era una riña personal. Una pelea de hombres idiotas.

—Tú sabes de qué hablo —Sasha me golpeó en la cara—, ella estaba contigo, puedo olerlo en ti.

—¡Que no! —lo empujé para subir sobre él tomando sus manos—, yo no puedo tener el olor a alguien ajeno a mis hermanos, todos ellos están marcados, no hay mujer alguna que no esté emparejada ya.

Sasha enfureció y volvió a tumbarme haciendo que ambos rodáramos en el suelo un par de veces hasta que finalmente estuvo sobre mí tomándome del cuello de mi camisa.

—Mira esto —con sus manos rasguñó mi cuello—, esta marca, tú no lo ves pero esta marca debería ser mía, ¿Entiendes ahora? ¡Debería ser mía!

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Where stories live. Discover now