Capítulo Treinta Y Ocho: Oscuridad Y Luz

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Eros

—¿Por qué no despierta? —. Murmuré.

—Debes darle tiempo —Zia puso su mano en mi hombro—, Gus está agotado y ambos sabemos que este viaje sólo le ha hecho perder su energía.

Miré a mi hermana.

—¿Ya lo sabías? —pregunté con molestia—, ¿Tú ya lo sabías, no es así?

—Hay cosas que entre hermanos no es fácil de ocultar, mucho menos cuando somos una manada —asintió mirando a nuestro hermano mayor. Gus estaba en cama desde hace un par de días—. Aunque creo que la razón por la que él prefirió no decirlo es porque sabía que nosotros tendríamos una perspectiva diferente de él.

—Es nuestro alfa, yo nunca pensaría diferente.

—Pero es un ser incompleto —Zia bajó su mirada—, es comprensible que para él haya sido difícil mostrarse débil ante nosotros siendo el hermano mayor.

—Gus no es débil —afirmé—, es el más fuerte de los tres.

Argus jamás sería el débil para mí.

—No cualquiera sobreviviría a la pena de perder a quien ama.

Es verdad que Gus había experimentado un dolor inmenso, como hermanos, fue sencillo sentirlo en el momento en el que a él le rompieron el corazón.
Nadie puede explicar la razón por la cual los lobos sentimos un lazo especial entre la manada misma, sin embargo, sé con seguridad que entre el amor y la lealtad hay una pequeña conexión que nos hace ser más unidos.

Yo siempre creí que eso era mi humanidad.

No puedo decir con seguridad lo que es ser un humano, es decir, puedo aparentar ser uno pero sé que jamás lo seré en realidad. Yo puedo saltar de un edificio alto y no me rompería, podría comer veneno y aún así no me mataría; incluso podría embriagarme toda mi vida y jamás enfermaría. Esa es la única buena cualidad que yo encuentro en ser un lobo.
Puedo elegir cómo hacerme daño pero morir es una decisión que claramente no puedo tomar por mí mismo. Es una elección que no se me permite tener.

—Nosotros lo estamos matando.

—Eros, no digas eso —. Zia se molestó.

—Pero es la verdad —gruñí—, nosotros somos el veneno que está matando a Gus ahora.

—¿Pero qué estás diciendo?

—Tú te convertiste en un alfa ahora y yo he despertado mi lado licántropo al unirme a mi mitad —aseveré la situación—, ¿Acaso no ves que nosotros estamos lastimando a nuestro hermano de esa manera?

—Gus no se siente herido por eso, lo habría dicho en cualquier caso.

—¿Ya olvidaste lo que padre dijo?

Ella me miró sin entender.

—Cuando un alfa está lejos de su manada, se siente amenazado, su cuerpo cambia y toda victoria de su enemigo le hiere —. Y nosotros estamos matando a Gus así—. Somos hermanos de Argus, nosotros somos unos Romanoli también, podríamos reclamar ser el alfa ahora, ¿No lo ves?

—Eso jamás sucederá —. Espetó.

Creo que Zia ahora pensaba que dentro de mí algo quería reclamar ser el alfa y no era así. Yo no deseaba quitarle lo que era suyo a mi hermano, pero es cierto, ambos estamos haciendo que él pierda la fuerza poco a poco.

—Eso nunca pasará —Zia jaló el cuello de mi camisa—, ¿Lo entiendes verdad?

—Pues sucedió —la miré molesto cuando me solté—, nos hemos vuelto el enemigo de nuestro hermano justo ahora.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon