Capítulo Doce: Posesividad De Cachorro

667 88 92
                                    

Emdrick

Bostecé de nuevo mientras acomodaba mi cabello con mis manos. Tenía que esperar dentro de la habitación o, de lo contrario, Diederik podría despertar y escapar de aquí.

Eso sin duda sería un gran lío.

Me acerqué para verlo con mayor detenimiento, estaba demasiado cansado como para despertar así que supuse que tardaría un rato más en hacerlo. Había estado bebiendo de mí por dos días seguidos así que suponía que ya estaba entrando en la etapa de resistencia.
Por fin se sentiría satisfecho con un poco más de sangre y sólo así estaría tranquilo con su nueva forma.

Ansiaba verlo ser de nuevo él.

-Supongo que vas a dormir un poco más -suspiré agotado y me puse de pie-, entonces me daré un baño rápidamente.

Caminé a una esquina de la habitación en donde estaba la ducha, normalmente estaría en una habitación a parte pero me alegra que alguien haya dejado todo unido de forma que podría vigilar a Diederik mientras me aseaba.
Esto parecía un búnker, bien por mí.

Abrí la llave de la regadera cuando me desnudé y sentí por completo el agua helada cubrir mi cuerpo. Me dolían hasta los músculos que no sabía que tenía, es decir, Diederik se había pasado un poco con lo de beber de mí.
Era demasiado demandante y se molestaba conmigo si me atrevía a negarme. Ni siquiera recuerdo la última vez que había tenido hematomas, ¿Diederik sería más fuerte que yo?

Quizá sólo era por su cambio reciente, pero parecía que ese niño me estaba ganando en una batalla silenciosa.

Es casi como si Diederik conociera bien mis puntos débiles, o más bien, aprendía los que yo le mostraba. Hasta ahora había descubierto que no podía negarme a lo que él me pedía y también me estaba preocupando el hecho de que Diederik estaba aprendiendo a manipularme.
Ya ni siquiera sabía cuando me devoraba por capricho o porque de verdad quería beber de mí; si siente hambre o sólo le gusta el hecho de encajarme los colmillos.

Como sea, a este paso me devorará seguramente.

-Amo.

Me asusté cuando escuché su voz y de inmediato lo miré.

-Demonios... -. Suspiré aliviado.

Afortunadamente estaba hablando dormido, pues todavía podía ver su cabeza colgar de la cama como la primera vez que lo vi dormir.

-Eres un cachorro muy inquieto -. Murmuré para mí.

Terminé de asearme y de inmediato me sequé para evitar que él me pudiera ganar a despertar.
A penas me acaba de poner los pantalones cuando de nuevo me giré hacia la cama para vigilarlo, sin embargo, ese niño no estaba ahí.

-Die...

-Te limpiaste -escuché su voz detrás de mi nuca. Me estaba oliendo-, ¿Por qué?

-Necesito asearme, Diederik -dije de inmediato-, y tú también necesitas un baño si me lo preguntas.

-Pero olías a mí.

Sentí sus brazos rodear mi cuello y jalarme hacia él.

-¿No te gusta mi olor acaso?

-Die... -murmuré nervioso-, estás de mal humor porque acabas de despertar. Necesitas calmarte.

Sus cambios de humor era lo que debía aprender a controlar antes de sacarlo al mundo real.

-Pero mi amo me hizo enojar -jaló con más fuerza-, ¿Por qué te limpias mi olor?

-Se llama baño, Diederik -lo reprendí-, y que me dé uno no quiere decir que es porque deseo que se vaya tu olor, simplemente tengo que limpiarme.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Where stories live. Discover now