Capítulo Veinticinco: Dar Por Dar

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Argus

—¿Recuerdas lo que te dije? —Baruk arregló mi capa—, Sirhan lo descubrió, es bueno que lo tengas en mente cuando Torin pregunte la razón.

—No lo olvidaré —asentí—, trataré de no hablar de más pero también de hacerle saber a Torin que sé mucho más que él.

Baruk sonrió.

—Eres todo un alfa.

—Lo sé —. Quise sonar engreído.

Él se hizo a un lado cuando Emdrick se me acercó y me abrazó.

—Quiero que seas cuidadoso, no subestimes a ese tonto y nunca le demuestres debilidad —. Sonaba como mi madre—. Eres un príncipe, demuestra que en tu sangre llevas a todo un rey.

—No te voy a fallar —. Puse mi mano en su hombro—. Cuida a los chicos por mí.

—Lo haré.

—Y a Die, es familia.

—Oye, yo puedo cuidarme solo —el pequeño demonio sonrió—, pero yo cuido a Emdrick por ti.

—Lo sé bien —incliné mi cabeza con respeto—, tío.

Emdrick sonrió y Diederik sólo asintió en silencio. Estaba sorprendido.

—Amo, él me dijo...

—Eres y siempre serás su tío —. Asintió Emdrick poniendo su mano en su hombro.

—¿No piensas decir adiós a tus hermanos? —. La voz de Zia me atacó de inmediato.

Caminé hacia mis hermanos y los abracé con fuerza. Aún eran unos niños a mi parecer pero reconocía que ese par ya había madurado y se hacía cada vez más fuerte.
Nunca olvidaré sus caras al nacer, lo pequeños que eran y las veces que tuve que levantarlos cuando cayeron. Eran mis hermanos pequeños y obviamente estaba triste de dejarlos aquí sabiendo que ansiaba venir conmigo.

—No dejes que ese loco te intente maltratar con sus poderes sólo porque se cree el rey de todo.

—No lo haré, Zia.

—Y tampoco que te trate como a un ser inferior sólo por ser un híbrido —negó Eros—, no tienes que demostrarle nada.

—Oigan, ¿Olvidan que conviví con ese hombre en mi cabeza por dos años? —reí fuerte—, no tengan miedo. Estoy bien.

Sonreí.

—Ese hombre no me va a comer.

No si antes lo como yo a él.

—Tranquilos, Argus Adán Romanoli Shadow no le tiene miedo a nada.

Los abracé de nuevo y después me paré frente a Eros cuando abrió un anillo del tiempo para mí. Yo no poseía tanta magia para hacer uno igual, pero no importa, el legado de Eros es ser el hechicero de los Romanoli; el mío es ser el rey alfa.

—Lleva esto contigo —. Maya me entregó sus espadas—. Son un préstamo que te ayudará.

—Gracias de nuevo —. Sonreí.

—La familia siempre se apoya.

Me abroché el estuche de las espadas en mi espalda y dejé que ella las guardara para que solamente tuviera que sacarlas después.

—Eres un alfa, Argus. Demuestra que puedes con esto —. Susurró para mí.

Yo asentí.

—Nos vemos pronto —. Dije a todos.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant