Capítulo Treinta Y Uno: Rey Demonio

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Ily

—Bueno, no voy a decir que estoy sorprendida por esto pero —reí al acariciar con mi nariz el rostro del cazador—, no creí que alguien tan temido en realidad fuera tan débil y tonto como para caer en la trampa de un par de ojos coquetos. 

Su rostro era de odio puro, sin embargo, yo sólo podía reírme de él.

—¿Quieres volver a escapar, cariño? —. Sonreí.

Forest hizo la cara de lado al sentirme cerca y de inmediato escuché un gruñido proveniente de mi hermano cuando se molestó.

—Ya jugaste mucho, ¿No crees Ily?

Hace años que no escuchaba ese tierno apodo que tenía para mí en situaciones así.

—Que va —miré a Emdrick—, sólo estoy comenzando.

Él hizo una mueca y yo sólo reí al arrancar del cuello de Forest el collar que contenía el némesis de Damien.

—Su sangre es preciosa —me senté en su regazo para observarla fluir dentro de un envase curioso. Era roja pero brillaba como si llevara diamantes en ella—, es una pena que la tonta de Romi le haya prometido a Damien entregarle esto. Yo le habría dado un mejor uso sin duda alguna.

Miré a Forest.

—Me pregunto cómo mierda hiciste para quitarle a Damien una cosa así —apreté su mejilla—, eres una víbora realmente venenosa, Forest. Ahora entiendo porque los cazadores te han hecho su rey aquí.

—Ya basta, Ily.

Rodé los ojos al escuchar la voz de Baruk al fondo.

—¿Celoso?

—Nunca —se cruzó de brazos—, sé que de ninguna manera eres Romi. Sólo usas su cuerpo.

—Así que si fuera ella habría problemas para ti —mi mano acarició la pierna de Forest—, ¿Cierto, bebé?

Baruk gruñó molesto, le había dado en el punto que más le molestaba.

—Que molesto eres, Ruky —lo miré mientras paseaba mi nariz por la mejilla de Forest—, ¿Qué acaso Romi no te dejó por el príncipe sexy?

Baruk me miró con recelo.

—Ella se enamoró de la persona correcta, no me dejó.

—Ay, pero qué sensible te has vuelto —reí. Baruk era ese idiota del cual mi dueña se había enamorado y ahora había botado; una gran decisión si se me permite opinar—. Si eso quieres creer...

Arrojé el collar a Emdrick y sonreí cuando lo atrapó.

—Cuando Romi despierte díganle que cumplí sus órdenes al pie de la letra —me puse de pie y caminé hacia Baruk—, recuperar la sangre de Damien a cualquier costo.

Le di la espalda a Baruk y tomé sus brazos para dejar que rodeara mi cintura.

—Lo demás no importa —sonreí viendo a Baruk sobre mi hombro—, ¿Cierto, guapo?

—Sigues siendo tan caótica como antes —. Dijo molesto al sujetarme.

—Y eso que Romi siempre me mantiene dormida.

Bostecé y me relajé al ver a Forest rodeado de los cuerpos inconscientes de sus queridos cazadores.
El trabajo estaba hecho y ahora mismo esa escoria estaría metida en muchos problemas cuando Damien recuperara la sangre que le pertenecía.

La razón por la que no podía matar a Forest con sus propias manos.

—Si fuera tú, correría tan pronto me libere de estos tres —advertí. Argus aún apuntaba su espada a la nuca de Forest—, porque seguramente Damien no tardará en buscarte para matarte.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Where stories live. Discover now