Capítulo Diecisiete: El Regalo Prometido

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Baruk

—Hay que traer una más pequeña —Emdrick ordenó—, es muy grande para Zephyr.

Yo estaba cocinando con las chicas mientras que mis hermanos estaban afuera de la casa ordenando el resto de la fiesta.
Emdrick y Adrien se estaban encargando de armar todo lo que Romi y Zia traían del portal que Nora había hecho.

—Le falta sal —. Asentí cuando probé de la cuchara que Liv me dio.

—¿De verdad? —ella también lo probó—, ah, es verdad.

Sirhan estaba caminando por el jardín limpiando con ayuda de sus lianas y dejando que las flores brotaran antes de lo esperado. Creo que él quería que Zephyr tuviera un jardín perfecto este día.
Quizá le había prestado atención de verdad en estos días y sabía que Zephyr es amante de las flores bonitas.

—¿Te duele aún? —. Miré a Maya cuando sostuvo su costado.

—Es difícil respirar todavía pero estoy bien —ella asintió—, no le digas a Nalu. Él ya lo odia.

—Pues no es el único —. Asentí.

—No es una mala persona —ella negó—, es sólo alguien a quien le pasaron cosas malas.

Suspiró mirando a Sirhan.

—Papá y él fueron muy unidos y sé que mi padre de verdad quería protegerlo ese día que lo cazaron —dijo con tristeza—, Sirhan no es un asesino desalmado. Sí, mató a muchos humanos, pero porque ellos le quitaron algo más importante a él.

—¿Algo como qué?

—Su hermana.

—¿Qué? —. Liv preguntó sorprendida.

—Ella era muy joven y curiosa. Le gustaba acercarse a los humanos porque creía que había una posibilidad de unión entre ambas especies —asintió—, pero no contaba con que el clan de los humanos le tendrían miedo. La primera vez que la vieron en su forma bestial, le temieron y cuando ella trató de acercarse de nuevo, la acusaron de brujería.

Maya suspiró con tristeza.

—Papá intentó ayudarlo y sacarlo de aquella idea de venganza que tenía, pero fue tarde —se encogió de hombros—, y no lo culpo. Yo habría hecho lo mismo que él si alguien intentara quitarme a alguno de mis hermanos.

—Mató a todo un clan por venganza —murmuró Liv al entender—, no es...

—Aunque su razón sea poderosa, eso no justifica asesinar a todo un clan humano —tuve que admitir—, pero puedo entender su dolor y su desprecio por ellos ahora.

—¿Has perdido a alguien por culpa de un clan? —. Maya preguntó.

—Por culpa de una persona sí —asentí—, y humano o no, jamás odié a toda una especie por su culpa. Sólo decidí enfocar mi dolor en... Él.

—Bueno, imagina que el asesino de tu familia nunca tuvo cara ni nombre —Maya asintió—, porque el asesino de la hermana de Sirhan simplemente tuvo la cara de un clan entero.

—La asesinaron entre todos —. Liv afirmó.

—Los libros no lo dicen, pero sé que a ella le hicieron cosas horribles e incluso amenazaron con matar a Sirhan, la llamaron monstruo de la selva —Maya nos contó—, fue algo horrible de verdad. No me imagino cómo Sirhan se sobrepuso a ello cuando tenía sólo veinte años encima.

Los tres nos quedamos en silencio mientras que estábamos mirando al suelo. Cada uno de nosotros estaba pensando en aquello, en lo difícil que debió ser pasar por algo así.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora