Capítulo Cuarenta Y Nueve: Verdad

607 72 54
                                    

Baruk

—Carajo —. Nalu miró alrededor.

—No hay... —. Nora bajó su lanza.

—No hay nada —. Terminé por decir.

—Pero esto no es posible —Emdrick dio un paso al frente y negó con la cabeza—, debería de haber algo, al menos un rayo de luz. Tendría que haber algo.

Emdrick tenía razón, pues aunque nosotros sabíamos que este bucle nos protegía de lo que había afuera, aquí no había nada.
Todo el tiempo que pasamos preocupándonos y cuidando de que la puerta nunca se abriera, en realidad no había sido necesario. Jamás tuvimos que asustarnos a morir por lo que hubiera aquí afuera porque simplemente no existía nada.

No importa a dónde mires, sólo verás negro.

—No sabemos si más allá hay alguien y hasta no saber qué cosa estaba golpeando la puerta, no daré nada por sentado —. Miré a Eros—. Ciérrala.

—¿Qué? —. Preguntó con sorpresa.

—Tenemos que explorar más allá del borde de este lugar, así que tenemos que sellar la puerta para proteger a todos adentro —le expliqué—, no podemos permitir que lo que sea que está aquí llegue a ellos.

—Pero si nos pasa algo, ninguno de ellos conoce el código de salida —Nora me detuvo del brazo—, jamás saldrían.

—¿Entonces quieres que mueran por lo que sea que nosotros enfrentemos más allá de esta oscuridad? —pregunté con seriedad total—, porque sea lo que sea que haya tocado esa puerta, está aquí afuera y su intención realmente era entrar.

Mi hermana me miró entendiendo la situación y entonces tuvo que soltarme.

—Baruk tiene razón —. Zia asintió.

—Hay que cerrarla, Eros —Argus miró a su hermano—, por el bien de todos allá adentro.

—Es-quee no no no me siento cómodo de de-dejándolos... —. El pelirrojo tartamudeó.

Por alguna razón, mi pequeño hermano de nuevo se mostró como él era antes, cuando aún era un cachorro que tenía miedo a perder lo único que tenía.
Todo este tiempo se mostró fuerte y maduro, sin embargo, al saber que ahora mismo teníamos una familia a la cual también podríamos perder, Eros sintió temor.

Supe entonces que él, por un mínimo momento, volvió a recordar ese sentimiento de terror, el mismo que sintió cuando nuestros padres nos encerraron en el círculo dejándonos caer al vacío. Sin aviso y en completa ignorancia de cuándo volveríamos a casa.

—Vamos a volver, Eros —dije para calmarlo—, confía en mí.

—Oye —Nora estiró su mano a Eros—, está bien, amor. Ven conmigo.

Eros miró a Nora y antes de que retrocediera, Emdrick lo tomó del brazo.

—Pase lo que pase, no voy a morir hoy porque sé que mi familia me necesita —Emdrick habló hacia Eros. Era rudo con él—, y sé que tú también deseas lo mismo; lo que es suficiente para hacernos volver, así que hazle caso a tu alfa y cierra la maldita puerta antes de que alguien más intente entrar.

Me acerqué para poner mi mano sobre la Emdrick y sonreírle después al pelirrojo.

—No te dejaré, Eros. Nunca te empujaré.

Eros pareció sorprendido por mis palabras, pero terminó asintiendo y cerrando la puerta de nuevo.

Cruzando con nosotros hacia la oscuridad.

Antes de que el enorme acero se cerrara por completo, pude ver a lo lejos como Sirhan y Adrien nos miraban confusos, sin embargo, mi corazón se quebró cuando vi por la ventana a Liv sostener a Zephyr en sus brazos.
Quise prometerme que esa no sería la última vez que vería a mi familia, pero lo cierto es que ya ni siquiera sabía qué es lo que iba a sucederme después de esto. Tenía miedo y a pesar de saber que lucharía hasta el final, no me imaginaba una vida sin ella.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Where stories live. Discover now