Cuarentena V

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Era mediados de junio y pronto cumplirían seis meses desde el inicio del confinamiento domiciliario. Kuroo salía una o dos semanas al mes para atender a los pacientes del hospital y pasaba consulta desde casa, Kenma trabajaba en los videojuegos desde casa, sin apenas salir para ir a hacer la compra o a por medicinas a la farmacia. A pesar de estar a costumbrado a estar allí, esos meses fueron duros, echaba de menos ir al parque con su familia, ir a tomar algo con sus amigos incluso echaba de menos entrenar, su entrenador les daba ejercicios para hacer en casa pero sin duda aquello no se podía comparar a jugar al voleyball.

-Kenma!- Lo llamó Kuroo desde el salón.

El teñido acababa de hacer sus ejercicios diarios y estaba a punto de entrar a la ducha. El grito de Kuroo lo sorprendió, y fue hasta él pero sin prisa.

El presidente estaba hablando en directo, sobre nuevas medidas de seguridad, concretamente que iniciarían un plan para salir del domicilio según edades, poco a poco, de forma escalonada, hasta poder volver a la normalidad.

-Las personas menores de 65 podrán salir desde las 6 de la mañana hasta las 10, y de 8 de la tarde a 12 de la noche, los mayores de 65 podrán salir de 10 a 1 y de 5 a 8, por último, las personas que acompañen a niños de entre 0 y 14 podrán salir de 1 a 5.

-Este viernes podremos ir a pasear.- Exclamó Kuroo ilusionado

Kenma dibujó una sonrisa.- Son muy buenas noticias.- Kenma hizo una pausa.- Aunque con el calor que hace es mejor que vayamos por la noche.

-Es cierto, a lo mejor a las 4 de la tarde nuestra minina se fríe en la calle y además es la hora de la siesta.

Los días siguientes fueron mucho más amenos, sabiendo que el viernes, por fin, podrían salir sin necesidad de ir a comprar algo, y además siendo verano, haría calor también de noche.

El viernes esperado llegó y los gatos comenzaron a prepararse ya a las 7, merendaron tarde, se ducharon y vistieron, dieron de cenar a Akira y la montaron en el carrito para llevarla con ellos. Se pusieron las mascarillas y a las 8 y un minuto estaban saliendo por la puerta principal.

Sus cuerpos se llenaban de felicidad al ver las calles llenas de gente, al poder pasear tranquilamente por el vecindario, caminaron hasta uno de los parques cercanos, y hasta encontraron un puesto de helados abierto por lo que aprovecharon la ocasión, quien diría que algo tan simple como salir a pasear los podría hacer tan felices. Akira también estaba contenta, no paraba de moverse y quería salir del carrito para jugar con otros niños en el parque, se agitaba y pedía que la liberaran del cinturón.

-Maaa, paque, Akira paque.- Dijo señalando el lugar.

-No podemos ir al parque cariño, quieres jugar con papa y mama?

-Ño! Paque!

-Hoy no podemos ir, al igual que tampoco pudimos salir de casa estos días, por el virus malo.

Akira empezó a llorar como protesta. Kenma paró el carrito y Kuroo se acercó a ella desabrochandola, la tierna cara de la niña se iluminó pero los brazos de su padre no la dejaron escapar, la cargaron y la niña volvió a llorar desconsoladamente. Kuroo le daba palmaditas en la espalda.

-Vendremos otro día mi amor, hoy no puede ser.

-Paqueeee.-Gimió llorando.

-Quieres helado? -Kuroo tomó con la cucharilla un poco de helado y se lo acercó. La niña dejó de llorar al verlo, se acercó con cautela para probarlo pero apenas un segundo después de saborearlo volvió a llorar.

-Creo que no le gusta el helado de limón. Toma.- Dijo Kenma acercándole el suyo.

Kuroo probó de nuevo con el helado de Kenma y esta vez, como era de esperar, le encantó.

Todo Capitán Necesita Su Armador [omegaverse]Where stories live. Discover now