Cuarentena II

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-Ken hoy la cena tardará así que es mejor dar de cenar a Akira ya.

Kenma se extrañó pero hizo caso, le dieron de cenar a la pequeña y después de jugar un último rato Kenma la acostó mientras Kuroo terminaba la cena. Arrimó la puerta del pasillo tras de sí y al entrar en la cocina vio que la mesa ya estaba puesta y había unas velas encendidas. Su mirada se deslizo desde la mesa hasta su marido, que se encontraba frente a los fogones. Kuroo tenía puesto el delantal sin embargo en algún momento se había puesto una camisa que llevaba remangada y un pantalón de traje gris.

-Kuro que es todo esto?- Preguntó pícaro acercándose a su marido, a Kenma le volvía loco verlo con camisas blancas, con los primero botones abiertos y ligeramente remangada. Pasó su mano por la camisa del pelinegro y a continuación agarró del cuello de esta para tirar de el hacia sñi y juntar sus labios por unos segundos. 

El pelinegro le devolvió la sonrisa perversa una vez se separaron. -Mañana es San Valentin, pensé que ya que no podíamos salir a cenar podríamos hacer algo especial en casa.

Kenma lo miró malicioso. -Iré a ponerme algo adecuado entonces.

El pelinegro llevo su mano hasta la nuca del omega para besarlo de nuevo. -No tardes.-

Kenma regresó minutos después con una coleta baja, un jersey fino negro y unos pantalones de traje aunque todavía llevaba puestas las zapatillas, al igual que el otro.

Kuroo sirvió la cena y el vino y ambos cenaron charlando. Hablaron de todo, de la situación actual, de su hija, de sus amigos, de futuros planes y viajes, de tiempos pasados... A Kuroo y Kenma les encantaba hablar entre ellos, siempre encontraban algo de lo que hablar pasase el tiempo que pasase.

La cena estaba deliciosa, Kenma se sorprendió enormemente al probar el solomillo con salsa de mostaza y vinagre con patatas caramelizadas. Terminaron toda la comida y a continuación tomaron el postre, coulant de chocolate y helado de vainilla.

-Kuro te has pasado.

-Nada es suficiente para mi amor.- Dijo con modestia.

Kenma lo miró divertido y el pelinegro sonrió.

-Me gusta cocinar,  además estos días estábamos muy aburridos así que tuve mucho tiempo para idearlo.

Después, pasaron un rato en el sofá enlazados acariciándose el uno al otro, Kenma se empezaba a quedar dormido así que se fueron a dormir. 

A la mañana siguiente Kenma se levantó primero, lo cual era algo extraño, pero tenia sus motivos. Hace varios días había encargado un regalo especial para Kuroo por San Valentín, y llegaría hoy por la mañana, de hecho estaba desayunando cuando sonó el timbre. Recibió el paquete y tras comprobar que estaba todo en orden fue a despertar a Kuroo. Levantó la persiana de la habitación y se sentó en la cama al lado de el.

Kuroo al principio estaba algo dormido pero en cuanto se despejó puso su típica sonrisa perversa.

-No fuiste el único que tuvo la idea de preparar algo especial por San Valentín, aunque supongo que este año ganaste tu.

Kuroo abrió la caja, estaba llena de rosas rojas, fresas bañadas en chocolate y una selección de los bombones favoritos de Kuroo.

-En el fondo eres tan romántico como yo.- Hizo una breve pausa.- o más.- Dijo burlándose de el y acercándose para darle un pequeño beso. Kenma sonrió y a continuación aparentó estar molesto.

-No soy romántico.

-Esta bien, ahora vamos a probar esta delicia. Abre la boca.- Le ordenó acercándole una fresa a la boca.

Todo Capitán Necesita Su Armador [omegaverse]Where stories live. Discover now