Dulce

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A la mañana siguiente se despertaron pronto, de hecho durmieron muy poco, Kuroo tenía que ir a entregar unos papeles a la administración de la universidad, por lo que pasaron la mañana atareados con aquello, sin embargo, Kuroo aprovechó y le enseño el campus a Kenma.

-Esta es mi facultad.- Dijo mientras se detenía frente a esta.

-Vaya, es muy antigua, pero bonita.-

Era toda de pierda, con figuras  en los tejados y grabados, parecía una obra de arte.

Kuroo asintió. -Es de hace un siglo y medio, pero por dentro esta nueva, ven. Dijo antes empezar a andar hacia dentro.

El pelinegro le enseño el interior y efectivamente estaba todo completamente reformado pero sin dañar la piedra original. Al salir le enseñó el resto del campus, los clubes, las bibliotecas, cafeterías y hasta la facultad de informática, la cual también vieron por dentro, ambos por primera vez.

Comieron en la cafetería a la que iba Kuroo siempre, hacían buena comida, casera y a buen precio.

Tanto Kuroo como Kenma terminaron algo cansados después de tanto andar y somnolientos debido a lo poco que habían dormido y también a la comilona que habían tenido, las camareras siempre lo reconocían y lo mimaban con gusto sirviéndole raciones más grandes.

Llegaron de nuevo al edificio, Kuroo se paró para abrir la puerta del apartamento y Kenma apoyó su cabeza sobre la espalda de este.

-¿Ayer tuviste práctica, no?¿Estas cansado?-

Kenma asintió.

Kuroo abrió la puerta pero aun no pasó.

-Dormimos un poco más ¿te parece?- Dijo Kuroo tras girarse para ver al omega.

Kenma asintió de nuevo, el pelinegro besó su frente y le cogió una mano arrastrándolo al interior de la vivienda.

-Vamos.

Nada mas entró en la habitación Kenma se dejó caer en la cama y se quedo dormido casi al instante mientras Kuroo bajaba las persianas para luego cambiarse. Se metió en la cama y tuvo que hacer lo mismo con el omega, que se había quedado dormido por fuera. Se veía tan adorable. 

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Kenma se despertó con la luz que se colaba por la ventana, no era mucha, pero la suficiente como para ver al pelinegro que estaba tumbado a su lado. No sabría decir cuantas horas había dormido pero ya se sentía mejor.

Se encontraba tumbado boca abajo, con la cabeza girada hacia el centro de la cama y el pelinegro estaba igual pero agarrando una almohada y apretándola contra ambos laterales de su cabeza. Kenma se acerco y se sentó sobre el culo del otro.

-Kuroo, que haces.- Murmuró apenas pero el alfa lo oyó.

Kuroo dejó de apretar de esa forma la almohada.

-Estaba poniéndome guapo para ti.- Dijo con voz ronca aun medio dormido.

Aun estaba algo dormido y aquella respuesta tan tonta hizo que Kenma se riera.

Kenma se tumbó encima de el y lo abrazó cerrando los ojos inspirando un poco del aroma del otro.

Estuvieron así por unos minutos, hasta que el alfa terminó de despertarse.

-Kenma.- Murmuró.

-Tenemos que merendar- Kuroo siempre se preocupaba por que el omega estuviera bien, sobretodo alimentado, ya que sabía de sobra, que el teñido era capaz de estar tiempo sin comer, solo por la pereza que le daba levantarse o preparar algo.

Todo Capitán Necesita Su Armador [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora