Nueva vida

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Kenma estaba en el salón jugando a la Play Station cuando Kuroo volvió de trabajar.

-Hola.- Dijo intentando parecer animado pero él sabia que en el fondo la voz sonaba algo triste.

El teñido devolvió el saludo y estaba esperando su beso en la cabeza de todos los días cuando para su sorpresa Kuroo estaba subiendo las escaleras. Se quedó extrañado, definitivamente pasaba algo.

Paró el juego y subió con cuidado las escaleras, no sabia que se iba a encontrar allí, el pelinegro rara vez se enfadaba y cuando lo hacia era de broma o le duraba muy poco tiempo, y nunca lo había visto triste ni apenado, Kuroo era una perdona muy fuerte emocionalmente, siempre estaba alegre y veía el lado bueno de las cosas.

Abrió la puerta de la habitación con lentitud y se lo encontró sentado en el borde de la cama con la cabeza agachada.

Se acercó a él apenado, sin duda alguna estaba triste.

Al llegar a su lado, Kuroo alzó la cabeza para mirarlo con los ojos húmedos.

-Un paciente se ha muerto.- Murmuró.

Kenma lo abrazó y este pegó su cabeza a su pecho, tal y como hacían siempre pero esta vez intercambiando los papeles. El pelinegro empezó a llorar y Kenma le acarició el pelo intentando calmarlo. Sabia que algun dia pasaría eso, la profesión de Kuroo era muy dura.

-Era solo una niña... no tenia ni diez años.- Sollozó.

Nunca había visto a Kuroo llorar, y sin duda alguna, se le partía el corazón.

-Tenía que haber cambiado de tratamiento, es culpa mía.

Kenma lo agarró de los hombros y lo separó para mirarle a los ojos, él no entendía de medicina, Kuroo le había hablado algo pero no lo suficiente.

-Estoy seguro de que hiciste todo lo que estaba en tus manos.

-Pero...- Se excusó.

-Kuroo, ¿a cuantos pacientes has salvado desde que empezaste?

-No sé, varios... la mayoría...

-Has logrado muchas cosas con muy poca experiencia, con el tiempo lo harás cada vez mejor, pero tampoco olvides que no es una ciencia exacta, tu mismo lo dices, cada cuerpo es un mundo y reacciona de manera distinta.

-Sé que te duele, y ojalá poder compartir tu dolor, solo... solo quiero que estés bien.

Las lagrimas desbordaban de sus ojos y lo abrazó con fuerza.Los días siguientes seguía algo apenado, pero poco a poco fue volviendo a ser el mismo y comenzó a estudiar más por su cuenta.

En dos años sucedieron muchas cosas, Kenma comenzó ese mismo lunes, sacaron a la venta su juego, sin ninguna modificación, únicamente en Japón y tuvo muy buena repercusión, asi que se puso a mejorarlo junto con diseñadores gráficos, programadores y demás que complementaban sus conocimientos.

Kuroo empezó su investigación y fue todo sobre ruedas, terminó bien, escribieron un articulo y hasta recibieron varios premios.

En menos de un año lo ascendieron a jefe de planta, mientras Kenma trabajaba en casa, el aprovechaba para continuar aprendiendo y eso fue lo que lo hizo casi un experto en su campo.

El siguiente verano, organizaron su luna de miel, un viaje de tres semanas por todo el mundo, Seul, Shangai, Moscú, Grecia, Roma, París, Islandia, Nueva York, Miami y Los Ángeles.

Su vida era casi que perfecta, ambos trabajos les dejaban tiempo de sobra, amplias vacaciones y suficientes ingresos como para vivir bastante bien. Kenma salio alguna que otra vez en cotilleos, y cuando le vieron la cara a Kuroo las noticias aumentaron, pero pronto se olvidaron del tema.

Todo Capitán Necesita Su Armador [omegaverse]Where stories live. Discover now