Ella no sabía lo que hacía, era muy joven para comprenderlo...
Aquella bebé no tenía culpa de nada, solamente era una inocente prueba de su gran error...
.
.
Hace algún tiempo un hecho cambió radicalmente la vida de dos jóvenes. Un hecho marcado po...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
El chico echó un vistazo cuidadosamente hacia la azabache que estaba junto a su asiento, procurando que Moroha no lo notara.
Esta se encontraba incolora, como una hoja de papel.
Sin embargo optó por pasar desapercibido.
—Y por que debería hacerlo? —bufó y dirigió nuevamente la mirada a los documentos.
—Tú solo obedeceme —la menor le dedicó una mirada asesina y el mayor no tuvo otra opción. Bufó y miró penetrante a la pequeña.
Este se acercó sigilosamente, para toparse con la pálida cara de la chica.
—Emm...yo...—dudó de realmente hacer eso —. No tengas miedo Kagome, el avión es el transporte más seguro del mundo, no se va a estrellar ni mucho menos.
Kagome se sintió perdida en las palabras del mayor como si de alguna manera le estuviera quitando un gran peso de encima.
—Gracias.
—Cada vez que te sientas angustiada toma mi mano y respira hondo ,ahora... intenta dormir, te sentirás mejor.
El joven miro a la pequeña buscando una respuesta. Esta solo lo miro insatisfecha.
—Papá deberías pedirle que se recueste en tu hombro —le incitó con mirada determinante.
Las verdaderas intenciones de Moroha se dieron a conocer cuando dijo esto último.
Su padre solo bufó y volvió a mirar a la chica.
—Quieres recostarte en mi hombro?
—No gracias, así estoy...mejor.
Una anciana que pasaba por allí vió aquella escena y con una gran sonrisa dijo:
—Que linda familia —y entonces siguió su camino dejando a una pequeña emocionada y dos jóvenes totalmente incómodos. . . . . —Que molestía...–se quejo el chico, tuvo que aceptar dormir en él sillón, este no era para nada cómodo.
...
—Por favor, nos puede dar la llave de la habitación 534? —hace algunosminutos habían llegado al hotel donde pasarían su estancia en Tokyo ahora pedirían su llave, tenían que apresurarse a desempacar todo antes de la noche.
—Espere un momento —la reseccionistatecleóensucomputadorayluegodeunossegundoshizounamuecaquenolegustoaningunodelos cuatro presentes.