Ella no sabía lo que hacía, era muy joven para comprenderlo...
Aquella bebé no tenía culpa de nada, solamente era una inocente prueba de su gran error...
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Hace algún tiempo un hecho cambió radicalmente la vida de dos jóvenes. Un hecho marcado po...
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Ojalá y no lo compre...
—Se lo muestro —habló la dependienta.
—Emh..¿es la única reproducción que queda? Es que no quiero la del mostrador —confesó titubeante y algo incómoda.
Él solo observaba desde la cercanía mientras se daba cuenta de la notable incomodidad de la mujer.
—No, solo queda esta —informó con una dulce sonrisa en sus labios.
—Entonces, me podría descontar por defecto ¿no?
—Lo siento señorita, pero no podemos hacer eso.
—¿Y un regalo?
Pareciera que la dependienta a cargo quisiera perder la paciencia.
Como si se tratase de telepatía, Inuyasha simplemente con un movimiento de ojos dio a entender a su hija el plan tras las miradas desconfiadas a la mujer. Subiéndola, esta vez en su espalda para una mejor posición, decidió correr por aquella tienda como si no hubiera un mañana, a pesar de que no pasasen de las seis de la tarde. En un abrir y cerrar de ojos se encontraban en el cajero, del que próximamente sacarían el efectivo con el que pagarían el collar, porque todo se le había hecho más trabajoso, cuando notaron el cartel a mano con la expresión: solo recibimos pagos en efectivo.
↪ Introduzca el código de su tarjeta ✔️ Código verificado ↪ Introduzca la suma en efectivo a retirar Esperando.... 「Ahora, saque su efectivo en físico」 OPERACIÓN CULMINADA.
Un grito eufórico se oyó sin entender el mensaje enviado, ambos saltaron con energía, la pequeña más por inercia que por la emoción del momento, pues esta aún no entendía muy bien como funcionaban ese tipo de trámites, igualmente disfrutó junto a su padre mientras el antes mencionada con cierta agilidad la ponía nuevamente en su espalda para emprender una carrera 'por el collar'
Y así llegaron, el mayor jadeando y la menor con sus ojos más abiertos que nunca, la mirada desconfiada de ambos clavada en la mujer que por, no actuar rápido se sometía a seguir buscando una alternativa para no pagar lo debido.
—Queremos el collar. —exigió poniendo el fajo de billetes de una sola sobre la mesa, la callada e impresionada mujer se limitó a solo abrir su boca en demasía mientras por otra parte la dependienta, pareciera perder un peso de encima.
—Aleluya —alabó. . . . . . —¿Quienes son? —el rostro de Kagome no lucía muy feliz, como en veces anteriores, gélido y frío ante las palabras de sus contrarios.
—Disculpe nuestra falta señora, debíamos habernos presentado antes, yo soy Ginta y este tonto de aquí —su acompañante le dió un sape —, bueno... Y él es Hakkaku, ¿no nos recuerda? ¿el día en el supermercado? —ante esto Kagome cayó en la realidad, recordando claramente a los dos jóvenes que acompañaban a su hermano ese día y con desgano fueron llamados 'cobardes' , los mismos que se tomaron el trabajo de llevar a su hermano al hospital.
