𝘧𝘪𝘯𝘢𝘭𝘦

23 4 0
                                    

Kagome aclaró su garganta e Inuyasha deslizó su campo visual hasta su hija, haciéndole una seña a la chica para que se calmara.

—Moroha, ven aquí, por favor.

—Ese tono no me gusta. Si hice algo mal, en mi defensa diré que no fui yo. Y tengo doble defensa por ser la cumpleañera de mañana. —dijo, y se sentó en el sillón que quedaba frente a los dos adultos.

Kagome soltó una pequeña carcajada ante las palabras de su hija.

Su hija.

Que extraño sonaba eso.

—Sus rostros no ayudan mucho ¡voy a explotar de curiosidad!

—Moroha, en realidad, no sé cómo empezar esta conversación.

—¿Es sobre Koga subaenim?

—No, bueno, sí, en parte sí.

—No estoy entendiendo nada.

Kagome tomó una bocanada de aire.

—Hay dos cosas de las que debemos hablar. Moroha, tu padre y yo, somos pareja.

La cara de la niña era emoción viva. El resplandor en sus ojos había aumentado desde que oyó a la mayor pronunciar esas palabras.

—¡Mi sueño se ha hecho realidad, yo... yo no sé que decir! ¡Yo....!

—Moroha, déjala hablar. —pidió su padre, calmando la euforia de la infante y haciendo que volviera a tomar lugar en el sillón con un puchero.

—Yo empecé a trabajar con tu padre sin saberlo. Noté que tú y yo teníamos cosas en común, tus ojos literalmente eran un espejo de los míos. Tenía la rara sensación de haber visto a tu padre  antes alguna vez pero, todo sr trataban de simples conjeturas. Hasta que pude confirmarlo.

—¿El que?

—Moroha, nos une más que una simple similitud. Tú, eres... tú eres mi hija.

La pequeña partió en carcajadas, como si le hubiesen contado el mejor chiste de toda su existencia.

—Si creían que iba a caer, fallaron ¿desde donde me están grabando? ¿Es una broma, verdad?

—No es así. —el tono con el que lo dijo Kagome, hizo que la sonrisa se borrara del rostro de Moroha.

—¿Me estás diciendo que te convertiste en mi niñera, ganaste mi confianza, mi amor, solo para decirme esto?

—No, no...

—¡Fuiste tú! La mujer que me abandonó. De la que papá nunca quería hablar, la que me hizo sufrir cada día de las madres, la que llegué a pensar que habría muerto y pensaba en ella como un ser de otro mundo. Hablé contigo, al comienzo, te dije que en el fondo extrañaba a mi madre a pesar de que nunca había tenido una. ¡Me escuchaste y ni siquiera te dignaste a decirme algo! ¿Qué tipo de persona eres?

—Moroha, yo no te abandoné. Solo, escúchame, fue Koga, quien te separó de mí. Tuviste suerte de que tú padre te encontrará, ¡él te salvó!

—Verdaderamente, nunca quise decirte esto pero, ¿enloqueciste? Me abandonas y utilizas a Koga subaenim como excusa, ahora que ya no está. Ya entiendo porque nunca dejaron que me acercara a él, porque sabían que si lo hacía el desmentería su versión. ¡Le lavaste el cerebro a papá y el cómo está enamorado de ti te ayudó!

—¡Moroha, para ya!

—¿Qué pare, padre? Tú sabes lo tanto que lloré, mi vida era fea. Tú no me hablabas sobre mi mamá, así que pensaba que había muerto como la de Shippo y que me quería, y otras veces simplemente me creía lo que me decían los chicos del jardín.

𝐋𝐨𝐨𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐟𝐨𝐫 𝐌𝐨𝐦Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum