ᴄαρíтυℓσ 39

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—Tomen agua, ambas, por favor. —brindó Inuyasha de la nevera, un agua fría a madre e hija, quienes se encontraban fuera de sí desde el momento en el que el espíritu de Koga tomó vuelo.

—Yo, no puedo creer que el haya hecho eso ¡cobarde, cobarde! no tenía que haber hecho eso, se suicidó por mi culpa, ¡joder!

—Hija, no es así, tú no tienes culpa. No estés, así.

—No puedo parar de pensar en lo que me dijo, todo está aquí en mi cabeza, dando vueltas y vueltas.

—Por favor, dínos que te dijo, ¡estás así desde que saliste de la habitación! —pidió Inuyasha.

—Él me confesó todo, madre, Inuyasha. Él, él...—sorbió su nariz. —, él fue el responsable, el me hizo creer que mi hija había muerto, y en realidad, todo era un plan a completar para sanar sus deudas. Luego, Inuyasha encontró a la bebé...

—¿Me estás diciendo que tus conjeturas sobre Moroha, son verdad?

—Sí.

La cara de impresión mezclada con la nostalgia de Naomi no se podía resaltar más.

—Luego, me dijo que había sido bueno hacer mi vida un infierno, y que esperaba que pudiera hablar con Moroha, al final me dijo: 'fue un gusto, hermana' y sucedió. Yo no... no puedo creer que él haya tomado esa decisión ¡las cosas podían haber cambiado!

Madre e hija se abrazaron dejando los vasos a un lado mientras liberaban su tristeza a través de pequeñas gotas de agua salada. Inuyasha no pudo evitar también verse envuelto en el ambiente nostálgico.

—Él nunca me agradó, pero, de todas maneras, tienen mi pésame.

—¿Qué es esta sensación que estoy sintiendo ahora? Es como si todo se debiera a mí, nunca pude ayudar a mi hermano a tomar otro rumbo, ni siquiera en los meses que estuvo en casa, yo pude ayudarle a salir de ese camino.

—Kagome, nada de esto es tu culpa. Yo, esperaba que Koga hubiese cambiado pero... él, por mucho que no lo quisiera, fue como su padre. Él tenía el mal en su sangre, era algo que no podía cambiar de sí. Sin embargo, tenía un buen corazón muy en el fondo, ¿no?

—Sí. —respondió Kagome, recordando las palabras de su hermano antes de despedirse.

Koga se había ido sabiendo que su cometido en este mundo había acabado. Nada más le quedaba por hacer después de haber dicho la verdad. El chico no aguantaría ni un segundo más atrapado en una celda, y sabía que a eso volvería. Años interminables de cárcel le serían concedidos en la Corte y prefería morir antes que enfrentarse a eso. Sin importarle los sentimientos de su media hermana, o de su madrastra, Koga tomó la decisión de irse al más allá. Desde que abrió los ojos por primera vez, su vida había sido un infierno, un padre que no lo apreciaba y lo golpeaba, falta de atención, dependencia a las drogas, una cosa conllevaba a otra, y Kagome lo sabía perfectamente.

Al menos, Koga había podido descansar finalmente.

Koga había encontrado el descanso eterno.

—Él, finalmente descansó. —soltó entre lágrimas.

Su madre asintió, pasando su mano suavemente por su cabellera. Le hizo unas señas a Inuyasha, para que se acercara se uniera al abrazo. A Kagome le hacia falta el apoyo de el chico en estos momentos.

—¿Ustedes, ya decidieron que dirán a Moroha?

—Sobre esto, tendremos que decirle la verdad, Moroha, es una chica muy lista. No podemos, simplemente mentirle, no quiero más mentiras. Sobre lo otro, Inuyasha y yo lo hemos intentado muchas veces, pero siempre pasa algo que lo impide.

𝐋𝐨𝐨𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐟𝐨𝐫 𝐌𝐨𝐦Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz