𝘦𝘱𝘪𝘭𝘰𝘨𝘶𝘦

35 3 0
                                    

La suave brisa de la playa golpeaba el rostro de Kagome, ya algunos meses habían pasado desde que las cosas se solucionaron, y como muchos le habían dicho, salieron adelante.

Era un fin de semana como cualquier otro, aún estaban en tiempos de escolaridad, pero Inuyasha consideró que darle un descanso a la niña de sus responsabilidades escolares sería una buena idea para despejar la mente. O al menos eso hizo creer a todos. Junto a ellos estaban Naomi y Miroku, en compañia de Sango, quienes tendrían su primer hijo después de haber anunciado su relación oficialmente hacía unos meses, un poco antes que Inuyasha y Kagome, pero con más tiempo de pareja de manera informal, esa fuee alguna de las cosas que Sango le informó a Kagome el día que se pusieron al corriente. Kagome le deseaba lo mejor a la pareja. También estaba Doggie, el cachorro que habían adoptado hacía unas semanas atrás para Moroha.

Ahora mismo estaba tirada en una tumbona frente al mar, Moroha se había quedado dormida en su regazo tras el almuerzo, en la mañana no había parado de retozar de un lado a otro, claramente en algún momento se cansaría, ya Kagome la llamaría cuando pasara el tiempo necesario para volver al agua.

—Oye, Kagome, Miroku me dijo que estas vendiendo tus dibujos ¿es eso verdad?

—Sí, es cierto. Al principio pensaba que no podría ser pero, hace poco encontré una página de artistas autodidactas, y a partir de ahí estoy comercializando mis dibujos y pinturas. Inuyasha me ha apoyado mucho, incluso me ha comprado materiales de pintura. Ni siquiera lo había pensado y ya lo había hecho. También de vez en cuando enseñó alguna que otra cosa a Moroha.

—Ellos son tan lindos contigo. ¡Debes estar muy feliz!

—Lo estoy, demasiado—afirmó con emoción.—Cambiando de tema...¿cómo va ese embarazo, Sango? ¿ya sabes qué es?  —inquirió la azabache cuando finalmente pudo tener un momento de tranquilidad con su amiga.

—Son gemelas, apenas hace unos días fui a la consulta.

—¡¿Gemelas?! realmente no me esperaba eso.

—Tú también me sorprendiste bastante el día que nos vimos otra vez. Todo lo sucedido con Moroha e Inuyasha me mantiene en shock, realmente, el destino deseaba verlos juntos otra vez.

—Me lo estoy tomando con calma, amiga. Poco a poco ella se ha ido acostumbrando a mi como una figura maternal y yo, bueno, yo siempre la ví como una hija, no me imaginaba que podía pasar todo esto.

—¡Estoy tan feliz por ustedes...! Parecía que fue ayer cuando se peleaban como perro y gato. —le dijo, pellizcándole la mejilla. Kagome bufó, la odiaba cuando se ponía en modo madre orgullosa, tal parecía que era dos siglos más grande que ella.

—También parecía que ayer fue cuando andabas vacilando a Miroku a toda costa. —se defendió Kagome, sintiendo como un cuerpo a se movía en sus cercanías.

—Y por eso es que detesto oír en ocasiones las conversaciones de los grandes.

—¿Estabas escuchando?

—Acabo de despertar así que solo la parte del final. Fue suficiente. —Sango y Kagome rieron a carcajadas, Moroha tallaba su ojo con somnolencia. —¿Ya puedo entrar al a...? Oh mira, mamá, papá te llama. —Kagome sintió que su corazón se estrujaba cuando escuchó a Moroha llamarle 'mamá' no era la primera vez que lo hacía, pero estaba más habituada a llamarle Kagome-chan. También sintió como Sango a su lado sonreía con nostalgia cuando oyó las palabras de la pequeña.

—¡Ya voy, Inuyasha! —dijo Kagome, levantándose de la tumbona y dejando a Moroha allí. —Ya vuelvo, Moroha. Y por cierto, ya puedes entrar al agua. —así se fue, y justo cuando Moroha iba por su flotador, Sango la detuvo en seco.

𝐋𝐨𝐨𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐟𝐨𝐫 𝐌𝐨𝐦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora