«Koga, el enviado de los demonios»

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—¿Me fuiste infiel, hace ya casi un año, y planeas que actúe como si nada?

Una galletada sonó contra el rostro de Naomi.

—Ten cuidado con lo que dices, mujer.

—Debería devolverte todos y cada uno de esos golpes.

—Puedo dejarte en la calle, y si mencionas siquiera una palabra en mi contra puedo desaparecerte de este mundo. Tampoco creo que sobrevivas mucho sin tu hijita. Ella se convertirá en mi fuente de ganancias.

—Dí de una buena vez que quieres.

—Aquella ramera es de grandes influencias, si no recibo a su hijo, me metería en un gran problema.

—¿Asustado de una mujer? Que novedad.

—Cierra la boca, he dicho. —dijo Kamui, tomando a Naomi por el cuello de su camisón holgado. —Te harás cargo de su bebé, ¿entendido?

Levantó un poco a la fémina, restringiendo a esta de poder respirar libremente.

—¿Entendido? —repitió.

—S-sí.—pudo responder apenas Naomi.

Desde aquel día, todo cambió. Tras el parto de la ex-amante de Kamui, la llamada por todos señora Higurashi, asumió la crianza de Koga, hasta que este alcanzara la mayoría de edad.

Nunca le trató mal, o lo reprochó, le dio los mismos tratos y atenciones que a su hija mayor, Kagome. Y siempre intentó que ambos hermanos congeniaran entre sí, pero para la poca suerte de la familia, Koga llevaba en su cuerpo la sangre de Kamui.

En la parte material, Koga nunca tuvo carencias, sin embargo, Koga nunca pudo asistir a las mismas escuelas lujosas que su hermana mayor, Kagome. Desde que se dio cuenta de que ella siempre recibiría más beneficios, por ser una hija legítima, empezó a odiarla, detestarla con todo su ser, y siempre y cuando tuviera la oportunidad hacer de su vida un infierno. Fue entonces cuando empezó todo, cuando Koga empezó a romper los juguetes de Kagome y simplemente decir que había sido ella misma, cuando empezó a destruir las tareas escolares de Kagome, haciendo que esta tuviera que recomenzar desde cero, cuando empezó su venganza, en general.

Koga siempre tuvo envidia de como Kagome era mimada, al menos materialmente, por su padre.

A él, solamente lo utilizaba como un saco de boxeo, al igual que a la mujer que lo había criado, en pocas palabras, su madrastra, una mujer engañada y golpeada por la vida. Varias veces los había mandado al hospital, todavía recordaba aquella vez que llegaba tranquilamente del colegio junto a Renji, y encontró a Naomi tirada en el sofá cubierta en sangre, su primera impresión fue que había perdido la vida. Luego él terminó en las mismas condiciones que la mujer.

Ahí fue cuando Koga, intentando salir del dolor que le proporcionaban los golpes de su padre, Koga, a los 12 años conoció a Jake, un extranjero que había conseguido un trabajo como profesor de educación física en su escuela secundaria, el chico, de vez en cuando se dedicaba a proporcionarle drogas a los educandos, y se hizo especialmente cercano a él, convirtiéndose en su vendedor de confianza.

Un poco más tarde, tras dos años de estar vendiendo las pocas cosas que le había concedido su padre y que no constituían "de gran importancia" para comprar las sustancias ilegales, Koga fue descubierto por su madre y por su hermana consumiendo la llamada, María.

Desde ese día, su odio hacia ellas dos fue más grande.

Sin embargo, se hacía imposible no notar su adicción, conociendo que llegaba a altas horas de la noche con un rostro empalecido y fuera de sí.

𝐋𝐨𝐨𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐟𝐨𝐫 𝐌𝐨𝐦Where stories live. Discover now