ᴄαρíтυℓσ 26

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Subió la capucha de su abrigo y metió las manos en los bolsillos de este. Ginta y Hakkaku conversaban animadamente pero él ni siquiera se tomaba el trabajo de escucharlos, solamente riéndose a veces cuando era inevitable escuchar alguna tontería.

—Oye—le codeó Hakkaku al lado suyo.— ¿Escuchaste lo que te dije? —abrió completamente sus ojos sin disimular guiando su vista al chico de corte algo exhuberante.

—¿Que? —ambos contrarios se palmearon en su frente.

—Te decia que como vas con tu hermana—reiteró sus palabras al chico.

—Normal. — aclaró su garganta.

—¿Se supone que esa es tu respuesta? —habló Ginta mirando a Hakkaku.

—¿Que quieres que te diga? —enarcó una ceja.

—Queremos saber si ya se te quitó de la cabeza esa estúpida idea de vengarte de la señora Kagome por tus inargumentadas razones.

—Ya les conté lo que pasó.—bufó — No es mi culpa si tienen mala memoria.

Los dos muchachos se miraron y suspiraron.
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.
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meses después...

—¿Traes todo?

—Claro.

—Pues, ¿que esperas? ya vámonos.

No estaba seguro...el fin de su trayectoria con Kagome significaba el final de su juego. Eso no le beneficiaba pero sin perder el tiempo él había aprovechado para saber y informarse de la pata por donde actualmente Kagome cojeaba. Nada diferente a unos siete años atrás.

Ambos hermanos salieron de el hotel, en dirección a una consulta, consulta que definiría el resultado de los tratamientos de Koga en estos últimos cinco meses. Kagome lo consideraba una ocasión demasiado importante para ellos, creía que por fin todo daría resultado, y con los últimos comportamientos de Koga (buenos por llamarle así) tenía la esperanza de que hubiera aprendido la lección. Lo cual, nunca pasaría.

Los pasos sonoramente notorios en el suelo aumentaron su ritmo, y en un santiamén ya estaban en el hospital donde sería atendido Koga, en su última consulta después de la sobredósis...la que confirmaría si todo ya estaba en orden en su cuerpo.

-Ya estamos aquí -musitó para si misma Kagome.

Había esperado mucho este momento, si en realidad todo resultaba...eso significaría la libertad, refiriéndose en más de un aspecto al sentido de la palabra. Quería que su hermano estuviera bien, hiciera su vida, tuviera un futuro, pero no junto a ella...no de ese modo. Ella merecía tener la libertad de mantener una relación con Inuyasha, algo concreto, oficial. Aún más allá de eso ella tenía las intenciones de ser feliz junto a él, de cualquier manera.

La blanquecina mano de Koga se deslizó por la perilla dando paso a la habitación donde se establecería la consulta. La pequeña tablilla con la palabra 'consulta de rehabilitación' les indicaba nuevamente que estaban en el lugar correcto.

-En buena hora llegan. Bienvenidos, señor Koga, señorita Kagome. - el portador de la joven voz despide a una enfermera que justo antes de irse deja en su buró algunos papeles.

Él es uno de los médicos que atendió a Koga en su emergencia por contrarrestar el efecto de los dopantes en exceso que causaron su dolencia. Ese día era su turno de guardia por lo que fue trasladado a la sala de emergencias, y por buena suerte, siendo elegido para tratar el caso de Koga y no un improvisado cualquiera. Era un buen médico e interesado por su trabajo, cosa que le agradaba mucho a Kagome, cosa que no significara que también a Koga...

𝐋𝐨𝐨𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐟𝐨𝐫 𝐌𝐨𝐦Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz