ᴄαρíтυℓσ 27

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—Me alegro de que todo haya salido bien —le dice Kagome a su consanguíneo, con una leve sonrisa en sus labios.

Koga asiente, de mala manera; tratando de ocultar su decepción, pues ya no ppodrá vivir más a costillas de la azabache.

Ante el silencio del menor, Kagome optó por seguir hablando.

—Mamá acaba de llamar. —ante esto los orbes de su contrario se posaron en ella, sorprendidos. —Dice que mañana a primera hora está en Tokyo, ni siquiera me dejó hablar, está muy feliz de que ya te hayas recuperado totalmente.

Houjō entró a la sala he hizo una referencia ante los hermanos.

—Señorita, señor Koga, ya se pueden retirar, si así lo desean.

Y una vez más sonrió, como era costumbre. Kagome asintió y le devolvió el gesto, tomando a su hermano menor de la mano.

—Vamos.—le dijo dulcemente. —¡Muchas gracias, doctor Houjō!

Y con una respuesta por parte del doctor, se marcharon, en compañia de Inuyasha.

En todo el trayecto Koga, no dejaba de pensar, su mirada se mantenía en un punto fijo e ignoraba todo intento de Kagome de cuestionarle su estado o sacarle conversación.

Koga tenía, no, debía encontrar una manera, de que esta situación no le trajera consecuencias.

Debía encontrar una manera de asegurar un buen dinero con el cual mantenerse por un tiempo, o una persona que le proporcionara lo básico.

Ya la encontraría, de aquello estaba seguro.

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Kagome mantenía la mirada en los trenes que pasaban por el metro, la llegada de su madre estaba pronosticada para las 6:30 p.m

Se mantenía tensa, con su hermano al lado, ambos esperaban apacibles, sin intercambiar palabras.

La mujer mayor salió del tren y no dudó por un segundo en salir como alma que lleva el diablo a abalanzarse sobre sus hijos, o más bien, su hija e hijastro. Kagome la recibió de brazos abiertos, Koga solo se dispuso a ejecutar una reverencia ante su persona antes de recibir un inesperado abrazo por parte de la mujer que le crió como si hubiese salido de sus entrañas, como si fueran sangre de la misma sangre.

—No puedo estar más feliz—expresó con devoción la mayor. —Mis dos retoños están aquí, junto a mi después de tanto tiempo.

Los hermanos se miraron mutuamente, algo serios.

—¿Que hay de ti, Kagome?¿Es verdad que estas saliendo con Inuyasha?—cuestionó, mientras posaba una mano en su hombro.

Un leve sonrojo apareció en las mejillas de la antes nombrada. Frunció el entrecejo y negó con la cabeza rápidamente, mirando a su progenitora, aquella insinuación le causó un escalofrío en el estómago, un pequeño miedo ante la expresión de su mamá.

—Claro que no estamos saliendo. ¿De donde sacaste eso?

Tragó grueso. Si lo pensaba desconsideradamente, aquello tenía algo de verdad.

—Eso no te lo crees ni tu misma, Kagome.

Agregó Koga, con cierto tono de burla en sus palabras y con una mirada arrogante sobre ella, Kagome respiró profundo y mantuvo la calma, y volteó a ver a Naomi, quien le dedicaba una mirada dulce.

—¿Qué?

Le preguntó, confundida. Su madre solo cerró sus ojos con sutileza y suspiró con tranquilidad, volviéndole a mirar.

𝐋𝐨𝐨𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐟𝐨𝐫 𝐌𝐨𝐦Where stories live. Discover now