Ella no sabía lo que hacía, era muy joven para comprenderlo...
Aquella bebé no tenía culpa de nada, solamente era una inocente prueba de su gran error...
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Hace algún tiempo un hecho cambió radicalmente la vida de dos jóvenes. Un hecho marcado po...
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»Aunque en realidad... me hubiera gustado conocer a mi mamá —la niña miro hacia el frente evitando que la mayor notara la cristalidad en sus ojos —me hubiera gustado saber cuales eran sus gustos, saber si verdaderamente me quería, saber si todo fue una confusión. Desde que nací he tenido que soportar cada día de las madres las burlas de mis compañeros, me juzgan porque no tengo mamá —a más no poder las lágrimas cayeron por el rostro de la pequeña, llamando la atención de las personas en los alrededores ante lo que Kagome se sintió culpable.
—Disculpa —se contagió de la tristeza de la niña y le abrazó, soltando todo lo que traía en sus manos —Todo fue mi culpa, no debí haber hecho esas preguntas —golpeó su cabeza —, soy una tonta, no quería recordarte todo eso.
—Kagome-chan tu no tienes la culpa, no tienes la culpa de que mamá no esté ahora a mi lado, tu te quedarás conmigo no? —nuevamente esas palabras retumbaron en su interior, no podía exigirle que a partir de ahora no le viera como una relevante figura femenina¹, Moroha había estado en falta de una madre toda su vida.
—Claro que me quedaré contigo, boba —prometió mientras afianzaba su cuerpo al de Moroha.
—Gracias —soltó unas risitas por como le había llamado la mayor, correspondió al abrazo buscando el calor en el cuerpo de Kagome y besó la mejilla de esta sonrojándose tiernamente.
—Ya te sientes mejor? —interrogó asegurándose de que ya no quedaran rastros de lágrimas en su rostro.
La pequeña asintió y volvió a tomar el tazón entre sus manos.
Al momento el teléfono celular de Kagome empezó a sonar teniendo que despegar la mirada de la pequeña a su lado.
Inuyasha le había dicho con palabras atropelladas que esta noche irían a una cena en su empresa y esta tarde ambas debían conseguir unos vestidos adecuados para la ocasión. Realmente no se sentía cómoda con asistir a una cena así. No se sentía en la obligación de ir. Ese no era el trato ni su ocupación. Al momento de comunicarle la actividad a la pequeña esta saltó eufórica. Estaba emocionada, desde pequeña siempre había soñado ir a hacer las compras con su madre, esta situación se asemejaba.
La menor recordó las palabras de su padre esa mañana.
...
—toma esto por si necesitan comprar algo en especial, Kagome esunpocotestarudayséquesiselaentregoyomevaarechazar.
