31. El guerrero más poderoso

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Los personajes de Dragon Ball y Naruto no me pertenecen, Son obra y creación de Akira Toriyama y Masashi Kishimoto respectivamente.

―Esto tiene que ser una jodida broma ―dijo Jiraiya con una sonrisa nerviosa y gruesas gotas de sudor corriendo desde sus sienes―. ¿En dónde está el tope de este chico? Llega a dar miedo hasta donde es capaz de llegar.

A simple vista, parecía que Goten retrocedía caminando despacio, pero con eso bastaba para que, por desconocida causa, ninguno de los ataques de Saffron llegara a rozarlo. No estaba haciendo fintas ni ejecutando complicados vaivenes para evadir los embates de su oponente. Solo caminaba hacia atrás, ni más ni menos.

―Ese sujeto no está arrojando golpes a lo tonto ―murmuró un consternado Sasuke―. Está concentrado, y su técnica es de un gran nivel, pero por alguna razón, no puede acertar ni una sola vez. Goten, en cambio...

No existían palabras para describirlo. Y es que ni dōjutsus como el Byakugan o el Sharingan tenían nada que hacer: Kakashi destapó su ojo rojo, y las venas de Neji brotaron alrededor de sus perlados orbes, pero aun así, fueron incapaces de distinguir alguna variación o detalle esclarecedor en el aura roja de Goten. Su ki no podía ser percibido por mortales, y tampoco visto, pues ese fuego etéreo y delicado que le rodeaba, no era más que una ínfima parte del espectro lumínico que la visión humana alcanzaba a detallar del verdadero aspecto de su aura.

―¿Qué es lo que sucede con su energía? ―preguntó Karin―. No puedo sentir su presencia en lo absoluto. Es como si no existiera.

Sakura apretó los puños en un intento por contener la emoción. Estaba a reventar de orgullo porque Goten logró aquello por lo que tanto había luchado. En la Habitación del Tiempo apenas le vio acceder a esa forma por breves intervalos de tiempo, a veces a manera de destellos. Ahora podía verlo en todo su esplendor, y superaba con creces lo prometido.

―Para nosotros es imposible sentir su presencia. Solo los dioses pueden hacerlo. El ki divino escapa de nuestra capacidad de asimilación.

―¿Significa que ahora Goten es un Dios? ―preguntó Kakashi a la pelirrosa.

―Es difícil saberlo. Diría que no del todo, pero al menos el poder que usa en este momento es el de uno.

La velocidad de Saffron aumentaba de forma progresiva, si bien todavía se encontraba demasiado lejos de equipararse a la de su adversario, a quien le bastaba con ladear su cuerpo de un lado a otro para sacudirse los golpes y, de vez en cuando, los desviaba con el dorso de sus manos, haciendo que el legendario guerrero pasara de largo y trastabillara hasta casi caer. Estaba jugando con él.

―¡Vamos, Goten, acaba rápido con él! ―Desde el Otro Mundo, el pequeño Kaiō-sama boxeaba con el aire y daba ánimos a su alumno.

Blizzard, que recién había llegado, aparentó indiferencia y se acercó a su maestro para colocar una mano en su espalda y ver la pelea.

―¿No dijo usted que debíamos mantenernos neutrales en este tipo de situaciones?

―Lo que no debemos es intervenir, por lo demás no tiene nada de malo que desee la victoria del muchacho. A propósito, ¿en dónde estabas?

―Meditando. ―Replicó, encogiéndose de hombros.

―¿Puedes creer que Goten por fin logró dominar el ki divino? Es algo histórico y sin precedentes, en serio que su potencial no conoce límites.

―Sí, es una hazaña increíble sin lugar a dudas. ―Contestó con un toque de simulada sorpresa.

―Sin embargo, me preocupa que se distraiga y le dé a ese sujeto una oportunidad de sobreponerse.

El Pecado de los Shinobis Where stories live. Discover now