Capítulo 4: No beses con los ojos

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AUBREY

Habían pasado dos semanas desde el cumpleaños de Alisa y los había visto varias veces a ella y a su novio. Alisa trabaja en la empresa de diseño de interiores que está justo en frente a la mía, por lo que a veces nuestros horarios de almuerzo coinciden y vamos juntas al restaurante de la esquina de la calle. Varias veces Dominic venía por ella para irse a comer juntos, nosotros no hablamos más de lo estrictamente necesario, nada más de un hola, un adiós y él a veces me preguntaba cómo estaba y yo respondía con lo más simple.

Fue incómodo, porque había demasiada tensión. Yo lo pillaba mirándome y él me pillaba mirándolo. Nos sosteniamos las miradas por largos segundos desafiandonos entre sí, hasta que Alisa aparecía y rompía la conexión, se lo agradecía internamente siempre que interrumpía. Porque yo no podía dejar de mirarlo, me era impresionante cuánto había cambiado en siete años.

Ahora estaba un poco más alto, más definido y musculoso, su mirada era penetrante, de esas que tienes que sostener tus bragas con pinzas para que no se te caigan.

Dominic Blake está bueno, él sabe que está bueno, yo sé que está bueno, todos lo sabemos. Y él lo demuestra cuánto puede.

Descubrí que cumplió su sueño de tener una Ram Heavy Duty negra. Cuando éramos novios, una vez en estado de borrachera me había contado que le gustaría tener una de esas.

No sé porqué me acordaba de eso, pero lo hacía.

Cuando el lunes llegó tuve la reunión con los abogados del caso y esta vez estuvo presente la señora Thompson. Es una señora de treinta y pico, castaña teñida, se nota que se operó los pechos y los labios. Es de esas mujer que intenta llamar la atención todo el tiempo, ríe escandalosamente, se sacude el cabello como si estuviera en una película de drama donde el chico mira a la protagonista y ella remueve su cabello en cámara lenta, solo que aquí la señora se veía ridícula.

Mi abogado discutía con el abogado de la señora Thompson, mientras yo me aburría cada vez más.

—Mi cliente tiene pruebas y personas que testificarán en contra de la señorita Channing en el juicio— impone el abogado Porter confiado, todos se ponen de pie menos yo —. Nos veremos en el juicio ya que no podemos llegar a un acuerdo aquí.

Claro que no vamos a llegar a un acuerdo, yo no me voy a llevar la culpa de algo que no hice. La señora Thompson no reconocerá que el error lo cometió su constructora porque es de su esposo. Así que como ninguna dará el brazo a torcer, me queda ganar el juicio.

— Estuve en contacto con el jefe de la empresa constructora, aún sostiene que ellos no fueron quienes cometieron el error — comienza a hablar Elías cuando todos desocupan la sala —, estoy empezando a creer que debemos revisar tus apuntes otra vez, Aubrey.

— No fue mi culpa. Que ellos sean los cínicos que no quieren reconocer sus errores no es mi problema.

— Si es tu problema, tienes una demanda en tu perfecto expediente por ellos así que si, es tu problema.

Rodeo los ojos y me acomodo en la silla. Maldito Jordan y su incompetencia.

— ¿Y si yo misma hablo con el jefe de la constructora?— sugiero.

— No, puede que lo tomen como un intento de chantaje, mejor déjame arreglar esto a mí y tú no te metas en más líos.

— ¿Cuándo podré volver a ejercer?— me quitaron el privilegio de hacer mi trabajo hasta que el caso esté cerrado y eso puede tardar meses, lo peor es que si salgo culpable me quitarán mi título y tendré una condena entre seis a cinco años, porque según Porter hubo heridos en el derrumbe, cosa que Elías dice que no hay pruebas contundentes. Si no hubiera ningún lesionado o muerto tendría que pagar una multa de diez mil a quince mil pesos.

INSUPERABLES [•1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora