Capítulo 16: Protectores de casa

7.3K 585 70
                                    

AUBREY

—Nena— me llama.

—Mhmm.

Siento sus manos deslizarse por mi espalda y subir mi camiseta, luego una de ellas se cuela por el interior y llega a mi pecho que aprieta y busca mi pezón con su pulgar.

Cuando me doy cuenta siento su pene bastante despierto frotándose entre mis nalgas.

— Nena — vuelve a llamarme —, vamos, despierta, tengo ganas de ti.

Sonrío aún con los ojos cerrados.

— ¿Por qué me duele el trasero, Dominic?— pregunto. Además de sentir su prominente erección contra mí, también siento ese cosquilleo que se produce después de ser apretado o manoseado con fuerza y dedicación.

— Llevo quince minutos apretándolo para que te despiertes, pero tú solo seguiste roncando como cerdito — me informa y su mano me vuelve a apretar robándome un jadeo — hasta estás mojada y aún así no te dignas a despertarte y complacerme.

Abro los ojos rápidamente. ¿Mojada? ¿Dijo mojada? ¡Diablos! ¿Por qué mi cuerpo lo reconoce y reacciona tan bien a él hasta estando dormido?

— ¿Cómo sabes que estoy mojada?

— Te siento.

Me las ingenio para girar debajo de él para quedar boca arriba y poder mirarlo, aunque esté oscuro.

— ¿Tiene que ser ahora? Estaba durmiendo.

— Yo también dormía el otro día y me despertaste para hacerlo.

— ¿Es un reproche?— me cruzo de brazos.

— Tal vez.

Nos sostenemos la mirada unos segundos hasta que suspiro y levanto mi camiseta.

— Venga, va, que sea rápido que estaba teniendo un sueño muy bonito.

Sonríe como un niño al cual le han dado su juguete favorito.

— Gracias, linda — besa mi mejilla rápidamente antes de bajar sus manos al bóxer que llevo puesto y quitármelo. También me quita la camiseta y se prepara para hacérmelo mientras yo me relajo y lo dejo hacer lo que quiera, total ya me siento excitada por el hecho de saber la necesidad que tiene por mi cuerpo en plena madrugada.

Siento su cuerpo moverse sobre mi y suelto gemidos involuntarios, juro que trato de callarme pero con él es imposible. Lo hace tan bien que no puedes simplemente cerrar la boca, tienes casi la obligación de gritarle al mundo que Dominic Blake folla como un Dios y te está dando tanto placer que te lleva a dar un paseo por el paraíso con su polla.

Mis piernas están enredadas a su cintura y mis brazos se agarran de los barrotes de la cama como si de ello dependiera mi vida. Su mano se desliza por mi brazo hasta agarrar mi mano y entrelazar nuestros dedos. Oigo que me murmura algo pero no escucho qué.

— ¿Hum?— pregunto entre jadeos.

No responde, por lo que abro los ojos encontrándome con los suyos observándome. La intensidad que maneja este hombre me puede y mucho. Me dan ganas de besarlo todo el tiempo, no sé qué me pasa.

— No te oí— le aviso para que lo repita.

Baja la mirada a mis pechos y los aprieta con una mano mientras siento como la otra se aprieta en la mía.

— Dom...— gimo cuando siento mis músculos contraerse — ¿Que me has dicho?

Sigue sin querer responder. Lo miro mal, ni siquiera me mira a la cara. Quiero volver a reprocharle pero el éxtasis llega a mi junto con el suyo borrándome cualquier cosa que quisiera decir. Gime mi nombre en mi oído con una voz ronca y sensual, siento punzadas en mi vientre bajo pero me confunde que no sean por el momento de placer que estoy pasando.

INSUPERABLES [•1]Where stories live. Discover now