Capítulo 37: Por ellos. FINAL

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AUBREY

—¿Lista?

— Nací lista.

— Oh, cuidado, tu ego casi me golpea.

Me hace reír y dejo de mirarme al espejo para mirarlo a él, que está con su sexy traje cruzado de brazos marcando sus bíceps.

— Te ves sexy, estoy considerando la idea de fugarme para que podamos seguir follando, ¿Qué me dices? ¿Te apuntas?

— Tú haz las maletas que yo enciendo la camioneta.

Río. Me miro otra vez en el espejo y ajusto mi coleta. Llevo una camisa blanca con una falda negra, zapatos altos, mi reloj y joyas y maquillaje. Estaré derrotada pero me veré genialmente derrotada. Tomo mi bolso y extiendo mi mano a Dominic, que la toma y nos saca de la habitación.

— ¿Nerviosa?

— Nah. Es como ir a una pensión comunitaria, estaré encerrada todo el día, me darán comida gratis, tal vez juegue damas con otras presas o lea muchos libros, y lo mejor es que no tengo que hablar con nadie ¿Qué puede ser mejor que eso?

Le doy una rápida mirada al departamento para guardarlo en mi memoria y salgo. He pasado muchas cosas ahí dentro, cosas importantes con un hombre importante para mí. Mi hombre. Dominic cierra con llave y siento que estoy dejando atrás algo que disfruté mucho.

— Dejé todas mis pertenencias en las maletas, puedes regalarlos o tirarlos, has lo que se te plazca — le digo mientras subimos al ascensor.

— Te vas cinco años, no toda la vida.

— Planeo morir antes de salir, ni modo vuelvo a este mundo de porquería.

Creo que se va a enojar conmigo por decir esas cosas, y si lo hace no lo demuestra, solo pica el botón del piso donde queremos ir.

— ¿Te darás la cabeza contra la pared hasta perder el conocimiento?

— Estaba pensando en retorcer mi cuello entre los barrotes — sugiero y observo los números de la pantalla que muestra los pisos. Está bajando.

— Tal vez puedas fingir una lesión para que te lleven a la enfermería y ahí robas medicamentos los mezclas y mueres de sobredosis.

Lo miro alucinada.

— No lo había pensado, me gusta esa idea.

Está serio pero una leve sonrisa se le escapa por unos segundos antes de volver a su semblante serio otra vez. Me pongo delante de él y no baja la cara para mirarme, pero yo trato de guardar cada detalle de su rostro.

Su mandíbula cuadrada, su barba corta, su nariz recta, sus ojos grises como una nube después de un incendio, sus labios de un rosado brilloso, sus cejas pobladas, su cabello negro perfectamente despeinado.

Finalmente rueda los ojos y baja su mirada a mí. Nos comunicamos con los ojos.

— No quedamos como payasos, pene sentimental — murmuro y otra vez asoma su sonrisa. Baja la vista al suelo antes de volver a mirarme.

— Me caes mal.

— De la cintura para arriba, porque aquí abajo parezco agradarte — palmeo suavemente su entrepierna y me da una linda sonrisa ladeada aunque intenta evitarla.

— ¿Por qué mejor no te callas y sales del ascensor? — dice un segundo antes que las puertas se abran detrás de mí.

Me volteo y salgo. Me despido del recepcionista y del guardia de seguridad. Mi mano viaja al trasero de Dominic cuando él me rodea por los hombros. Vamos lento a la camioneta como si quisiéramos retrasar el tiempo.

INSUPERABLES [•1]Where stories live. Discover now