INSUPERABLES [•1]

Capítulo 25: Obra de teatro

DOMINIC

Vuelvo en la noche a casa y me sorprende ver el Mercedes Benz de mamá aún estacionado, en la acera de enfrente no está el auto de Aubrey por lo que deduzco debió irse y cuando entro la camioneta al garaje está la moto de Tyler en su lugar...junto a la bicicleta de Logan.

Bajo del auto y entro a casa por la puerta que da a la cocina y me sobresalto al ver a mi mamá sentada en la barra tomando de una taza de café.

—Al fin llegas, hijo, te hice la cena.

—No tengo hambre — beso su mejilla y dejo mis cosas sobre la mesa.

— ¿Trabajaste en el incendio de esa panadería, verdad? Lo vi por televisión — le da un sorbo a su café.

— Si, un horno explotó y se expandió el fuego al local de al lado.

— Que resultó ser una estación de servicio — termina por mí y asiento. Me siento junto a ella y apoyo mi cabeza en su hombro agotado. Acaricia mi cabello como hacía cuando era pequeño para que me durmiera —. Me asusté mucho, hijo. Pero lo manejaste muy bien.

— ¿Me viste como si fuera una novela por televisión?

— Obvio. Siempre lo hago, lo sabes. Me gusta saber en qué estás metido.

— Lamento preocuparte, pero es mi trabajo y no voy a dejarlo — me convida de su café.

— No voy a pedirte que lo dejes por mucho que odie verte en peligro constante. Amas tu trabajo y no voy a quitarte eso.

Papá sí lo haría. Me lo recuerda casi todos los días el error que estoy cometiendo. Y aunque a mí me resbalan sus opiniones, me jode su insistencia.

— De todas formas no lo sufrí tanto — se encoge de hombros y toma un sorbo de su café.

— Vino Logan, lo sé, vi su bicicleta afuera.

— Si, si, Logan.

Entrecierro los ojos y la miro.

— Mamá...

— Tu amante estuvo aquí hasta hace un rato, cenó con nosotros — suelta sin poder contenerse.

Me levanto de su hombro y la miro. Esa rubia terca estuvo en mi casa todo el día y yo no. ¿Qué hará ahora? ¿Usurpar mi casa también? ¿No le basta con mi cabeza?

— No pongas esa cara, estuvimos charlando y la verdad me agrada, me hace ruido eso de amante, pero no es mala chica. Me recuerda a mi en mis épocas de juventud.

— ¿Tú también te acostaste con el novio de tu amiga?

— ¿Y de dónde crees que conocí a tu padre?

Rodeo los ojos y bajo de la mesa para buscarme un vaso de agua.

— Y solo para que sepas— sigue —, ella parecía aún más preocupada que yo.

Me quedo muy quieto justo cuando estaba por agarrar la jarra de agua de la nevera. Respiro hondo y la tomo. Busco un vaso y me sirvo.

— ¿Ah sí?— digo, desinteresado.

— Si.

Bebo mi agua y dejo el vaso en el lavavajillas viendo a mi mamá, la conozco demasiado bien para saber que algo trama, aunque ella me sonría inocente.

— ¿Qué hiciste?

— ¿Yo? Nada.

Mierda, algo hizo.

— Por cierto, ¿Cuándo voy a conocer a tu… novia?— intenta cambiar de tema.

— Cuando se me dé la gana.