11. Tengo un bi panic

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Aurelia y yo bajamos por las escaleras hacia el Bar Purgatorio, ella había estado algo triste estos días por todo el tema de Carmelia, pero estaba mejorando de a poco

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Aurelia y yo bajamos por las escaleras hacia el Bar Purgatorio, ella había estado algo triste estos días por todo el tema de Carmelia, pero estaba mejorando de a poco. Por ello decidí llevarla al bar, era algo que le gustaba y esperaba que la animara. La miré de reojo, se veía feliz, pero eso no significaba que lo estuviera, muy a diferencia de mi, ella era buena camuflando sus sentimientos.

Mi amiga y yo nos sentamos en una de las mesas que habían desocupadas, luego pedimos algo para comer y beber. Hablamos tranquilamente hasta que nos interrumpieron.

—Por fin te dignas a aparecer —Escucho que dice una voz conocida.

Me volteé y vi Paimon, no había podido verlo hace varios días porque estaba dedicado al cien a mi mejor amiga, ni siquiera había ido a trabajar al Purgatorio. Se veía tan atractivo como siempre, pero aún así me cortó la respiración, era una belleza impactante y sensualidad a la que no te lograban acostumbrar, más encima lucia un traje negro, la camisa la tenia semi abierta y permitía ver sus clavículas y parte de sus pectorales. Lo peor es que no venía solo, a su lado estaba una mujer de piel oscura, cabello blanco y grandes cuernos, a diferencia de mi colega, si tenía sus alas negras visibles que combinaban con un magnífico vestido negro que resaltaba todos sus atributos. Los demonios definitivamente querían que me diera algo.

Un terrible miedo surgió en mí ¿Y si eran pareja? Se veían muy bien juntos, tal vez lo eran y yo no podría hacer nada contra ello, tampoco es como si tuviera que.

—Estuve algo ocupado haciendo de niñera con ella —dije señalando a Aurelia.

—¿Ella es tu novia? —preguntó la extraña.

Quise negar, pero Aurelia se me adelantó.

—No, claro que no —mi amiga hizo una mueca de asco—. No me van para nada, nada los hombres y si me gustara alguno, obviamente no sería Haniel, él sería el último. Sin ofender.

Le di una mirada de desagrado, no porque dijera sin ofender significaba que no ofendiera. La mujer que acompañaba a Paimon le dio una mirada de curiosidad.

—Ahora debes presentarnos, ignoremos el hecho de que me has contado todo sobre el —susurró Aurelia en mi oído.

¿Yo debía presentar personas? ¿En qué momento mi circulo social era más que solo Aurelia?

—Paimon, ella es Aurelia, mi mejor amiga y compañera de cuarto, trabaja en recolección de almas al igual que yo—Miré a Paimon, no sabia como describirlo y mucho menos como describir el tipo de vínculo que teníamos ¿Qué ravioles éramos?—. El es Paimon, es mi...

¿Mi qué? ¿Mi qué? Que estresante situación.

—Soy su colega y amigo —dijo estrechando la mano de mi compañera de cuarto.

Me panique y emocioné ¿Entonces éramos amigos?

—Creo que he escuchado sobre ti —dijo Aurelia pensativa.

Ángeles y demonios se besan en el PurgatorioWhere stories live. Discover now