Ángeles y demonios se besan en el Purgatorio

35. Aurelia y los ángeles

Esa noche me quedé a dormir con Paimon.

—Encontraremos la solución para estar juntos, haré lo posible por ello angelito mío —dijo antes de caer profundamente dormido a mi lado.

A la mañana siguiente, decidí ir a mi habitación a saludar a Aurelia antes de ir a trabajar. Cuando llegué la encontré llorando desconsoladamente sobre la cama.

—¿Qué pasó? —pregunté preocupado.

—Los arcángeles me hablaron, dijeron que ya había entendido a la humanidad lo suficiente, mañana me volverán un ángel incorpóreo —sollozó—. Tengo miedo, Haniel. No quiero dejar de sentir, de querer, de vivir.

Mierda.

—Lo siento tanto —fue lo único que atiné a decir antes de correr a abrazarla.

Pensar que antes esperaba tanto volverme incorpóreo, lo veía como una meta maravillosa, así podría dejar de sentirme tan incorrecto, dejar de sentir todos esos sentimientos molestos. Pero luego descubrí que los sentimientos pueden ser maravillosos, el amor tanto en amistad como de pareja, es lo más maravilloso que hay en la existencia, nutre el alma y nos mantiene realmente vivos. Y la pena, la tristeza, por más dolorosa que sea, es necesaria para recordar que estamos vivos, pero sobre todo, es válida. Ahora que veía las maravillas de la humanidad con más claridad, el perderla y que Aurelia la perdiera, era mi mayor pesadilla y se estaba haciendo realidad.

Había solo una manera de evitarlo.

—La única manera de que no te conviertas sería volverte humana.

—¿Y perder la memoria? ¿Nacer como un bebé? No gracias ¿de que sirve tener humanidad si no recuerdo nada?—suspiró— Lo único que queda es asumir que me volveré un ángel incorpóreo y dejaré de sentir para cumplir el deber.

Abracé fuerte a Aurelia.

—¿No hay otra manera? —pregunté a la nada.

No hubo respuesta.

✨️✨️✨️

Estaba desesperanzado, pero no quería que Aurelia lo notara. Nos quedamos toda la tarde acurrucados en la cama, traté de no llorar y concentrarme en recordar cada detalle de ella: su risa, sus bromas, como se metía en los asuntos de todos, su pasión y como quería a los demás. Cuanto amaba a mi amiga, cuanto la extrañaría.

Al atardecer salió de la habitación, no dijo donde iría y tampoco le pregunté, merecía su espacio.

Regresó en la noche y con los ojos llorosos me dijo:

—Ya es hora.

El que un ángel se volviera incorpóreo era un gran evento. Fuimos a la Plaza central del cielo, ahí estaba lleno de ángeles, los arcángeles estaban en el centro y volamos hacía ellos.

—Ángel Aurelia ¿Estás lista? —dijo el arcángel Apolo.

—No —susurró, nadie la escuchó además de mi.

—Todos los demás un paso atrás —dijo Isis.

Solté la mano temblorosa de mi amiga y retrocedí.

—¿Aceptas volverte un ángel incorpóreo, dejar atrás tu cuerpo y humanidad? —preguntó el arcángel Gabriel.

—Acepto.

Un rayo de luz incandescente salió de su mano y chocó contra el pecho de Aurelia. Ella retrocedió asustada y al hacerlo chocó conmigo o algo así, porque atravesó mi cuerpo.

—Ya esta hecho —dijeron los arcángeles al unísono.

Todo el mundo estalló en vítores. Yo intenté tomar la mano de Aurelia, fracasé en el intento.

Había perdido a mi mejor amiga. Caí al suelo, sentía un gran dolor, era emocional pero llegaba a afectar mi cuerpo. Nunca en mi vida había sufrido tanto. Y es que solo un gran amor era capaz de generar un gran dolor y yo amaba a Aurelia era tanto…

—Ángel Haniel —escuché decir al arcángel Gabriel—. Estás listo, por fin entendiste a la humanidad.  A la próxima media noche te podrás volver un ángel incorpóreo.

Nota de la autora: perdón por no actualizar hace mucho y perdón por lo cortito del capítulo. He estado algo bloqueada con esta historia y que la lea tan poca gente no me ayuda mucho, pero anyways, volví.
Queda un solo capítulo + el epílogo QUE
wowwoow
Ambos serán publicados el 10 de julio a las 00:00♡ para que estén atentos. Cualquier cosa avisaré en mi instagram @Julieta_Jacktter

-Besicos gays, Juli