31. Nada bueno sale de un tenemos que hablar

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—Haniel, tenemos que hablar —dijo Aurelia cuando entré a la habitación

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—Haniel, tenemos que hablar —dijo Aurelia cuando entré a la habitación.

Hola Dios, soy yo de nuevo.

—Ah mira, justo se me ocurrió una brillante idea, creo que pasaré la noche afuera —chillé preparándome para huir, pero mi amiga me agarró de la ropa para obligarme a detener.

—Siéntate, no es una pregunta.

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Obedecí y me senté en la cama. Aurelia tenía una mirada que oscilaba entre la decisión y la pena.

—No soy tonta ¿Está bien? —comenzó diciendo— Llegas con olor a perfume de hombre, no estás yendo a trabajar a recolectar almas, me evitas. Escuché rumores, Paimon es de los mejores demonios y está bajando bruscamente sus cifras. Es fácil unir los puntos.

Me sonrojé, era un tonto, realmente había estado esperando que ni se diera cuenta.

—Lo siento mucho, realmente lo siento —dije esquivando sus miradas inquisitivas.

—¿Entonces es verdad? —suspiró mi amiga— ¿Tienes una relación romántica con Paimon?

Asentí apenado. Todo estaba mal, todo estaba arruinado, mi vida y amistad se habían acabado.

—Perdón —alcancé a decir antes de lanzarme a llorar.

Me sentía como la peor persona del universo.

—Está bien, está bien, yo estoy aquí —dijo abrazándome.

¿Ella no me odiaba?

Aurelia abrazó con fuerza, acariciando con ternura mi espalda. Enterré mi rostro en su hombro y me lamenté sobre este. Su presencia me daba tanta paz y culpa a la vez.

—Soy lo peor, yo sabía lo dolorosa que puede ser una relación entre un ángel incorpóreo y alguien que no lo es. Yo en cualquier momento me volveré uno, mis sentimientos y humanidad se diluirán. Se como sufriste por amar a una mujer que era un ángel incorpóreo y yo le voy a hacer lo mismo a Paimon. Soy el peor amigo del mundo, está bien si me odias —lloriqueé.

Aurelia me miró a la cara y limpió con cuidado cada una de mis lágrimas.

—No me tienes que pedir perdón por nada, no estoy enojada por nada. Lo que pasa es que la pasé muy mal por lo de Carmelia y sé que a pesar de que sus sentimientos están difusos, ella también. Yo no quiero que tu pases por lo mismo, pero no por un tema de que me debas algo, si no porque te amo muchísimo y no quiero que sufras. Está también todo el tema de que una relación ángel-demonio está media prohibida por el tema de la guerra y me aterra pensar que todo esto te hará pasarla mal. No quiero que nada te dañe.

—No te merezco, Aurelia, te amo tanto —le lloré.

—Si me mereces, igual que tu a mi, nos merecemos mutuamente porque ambos nos amamos y queremos la felicidad del otro. Que estés con Paimon me parece una pésima idea, pero se que no eliges a quien querer y lo mucho que duele no estar con tu enamorado, además ¿Para qué están los amigos si no es para apoyar las malas ideas? —mi amiga besó mi mejilla haciéndome reír— Ahora ¿En qué puedo ayudar?

Ángeles y demonios se besan en el PurgatorioWhere stories live. Discover now