16. Aurelia casi mata a Paimon

58 12 12
                                    

—¡Aquí estas Haniel, con esta vil rata! —escuché un grito

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¡Aquí estas Haniel, con esta vil rata! —escuché un grito.

Salté de un susto sobre la cama. Un momento, esa no era mi cama ¡Tenia a Paimon durmiendo sobre mi! Oh no, nos habíamos quedados dormidos. El demonio en mi pecho abrió los ojos asustado. Lentamente llevamos nuestra mirada al origen de aquel grito.

Aurelia estaba en la puerta junto al ¿amigo? purgato de Paimon, el que atendía en Bar, si no me equivocaba se llamaba Orion. Mi amiga estaba observándonos enojada y con los brazos cruzados. Por supuesto que estaba enojada, la había regañado por besarse con Carmelia, me había visto irme claramente inestable y no había regresado a dormir. Rayos y nubes.

—¿Por qué están en mi habitación? —preguntó Paimon con la voz algo oscura, esa que usaba cuando lo conocí y que me había aterrado en su momento.

—La chica estaba preocupada por su amigo, preguntó por el en el bar, dijo que no había llegado a dormir a su residencia en el cielo. Yo le expliqué que el caballero se había dirigido al domicilio de Paimon y que no lo había visto salir de ahí, que probablemente debía estar ahí. Nos dirigimos acá, tocamos la puerta y al no recibir respuesta me preocupé, así que decidí abrir con la llave maestras del Purgatorio —explicó Orion de manera calmada.

—¡Yo estaba preocupada por tu seguridad, pero tu te andabas revolcando por ahí sin siquiera avisarme! ¡Justo después de que te enojaras conmigo! —me regañó Aurelia.

Quería que me tragara la tierra.

—Aurelia yo...—traté de explicar, pero me interrumpió.

—¡Tu no hables hipócrita!

Paimon se sentó suavemente en la cama, separó su cuerpo del mío con sumo cuidado. Se levantó de la cama y me ayudó a levantarme de la cama. Caminó a hacía la puerta y los miró fijamente.

—Primero que nada, esta es mi habitación, Haniel es el único al que invité a estar acá así que no permitiré faltas de respeto hacia el —dijo mirando fijamente Aurelia, con un tono de voz calmado pero frío—. Por cierto, la noche anterior solo charlamos y nos quedamos dormidos, nada más.

Entonces cerró les cerró la puerta en la cara. Se dio la vuelta y me miró, yo lo observé. Su cabello oscuro estaba algo despeinado, su ropa revuelta y su semblante aun estaba algo somnoliento ¿Estaba muy mal si me parecía ligeramente atractivo lo que había hecho?

—¿Estás bien? —preguntó sentándose a mi lado.

Intenté peinarme el cabello con los dedos.

—Ajá —dije mirando hacia abajo, probablemente algo sonrojado, solo un poco.

—Mira, me gustaría que te quedarás un rato más, hacerte algo de desayunar y quedarme un ratito más acostado contigo —susurró, aquella idea me encantaba—. Pero, creo que debes ir a hablar con tu amiga.

Ángeles y demonios se besan en el PurgatorioWhere stories live. Discover now