14. ¡Váyanse todos a freír espárragos!

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Aurelia y yo teníamos que ir a rellenar unos documentos sobre las almas que habíamos recolectado en la semana al archivo

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Aurelia y yo teníamos que ir a rellenar unos documentos sobre las almas que habíamos recolectado en la semana al archivo. Antes ir al archivo era algo bastante aburrido, pero que no destacaba en mi rutina semanal, luego de conocer a Ariel se volvió algo agradable y en esos instantes se había vuelto sumamente incómodo, temía enfrentarlo. Para el colmo de todo, Carmelia pasó frente a nosotros. Aurelia la miró con dolor, como sea que se observa a algo que anhelas, pero que sabes que nunca será tuyo. Le tomé la mano.

—Tú puedes con esto —le susurré.

Miré a Carmelia muy feo, esperaba que en mi mirada se reflejara todo el enojo que me provocaba.

—Tengo que ir al área asignaciones a ver si me pueden cambiar de ambiente ¿Nos vemos luego? —dijo dejándome apresuradamente.

Está bien, solo debía ir y registrar las almas de la semana en unos pergaminos, todo estaría bien siempre y cuando no me topara con Ariel. Caminé a paso firme intentando tranquilizarme.

—Haniel, necesito hablar contigo —dijo Ariel.

Recorcholis.

—¿Te vas a disculpar? —pregunté y él negó— Entonces no hay nada que hablar.

—Es sobre Paimon, tengo información sobre el que necesitas saber. Puedes seguir odiándome luego, pero debes saber la verdad sobre ese demonio.

El estómago se me revolvió, el era un ángel, todas sus palabras eran verdad o por lo menos lo que rl considerara verdad.

—¿Qué es? —pregunté preocupado.

—Sígueme —dijo señalando con su cabeza un pasillo del intrincado archivo.

Me llevó a una pequeña oficina mal iluminada, tenia un escritorio de madera con una silla a cada lado. Me senté con nerviosismo en una de ellas. Miré a mi alrededor, habían papeles revueltos por todo el lugar, como si un torbellino le hubiera pasado por encima, era bastante desagradable aquel desorden.

—Cuando oí el nombre de Paimon me di cuenta que se me hacia bastante familiar, no recordaba bien porque, entonces me puse a revisar entre todos mis papeles, de ahí el desorden. Busqué bastante y no encontré nada, pensé que tal vez era solo cosa mía, hasta que encontré esto —El ángel me mostró un pergamino con una lista de varios nombres, los de abajo iban cambiando constantemente de posición, al lado de estos habían números gigantescos que iban aumentando sus cifras con rapidez, entre esos nombres estaba el de Paimon.

—¿Qué es esto? —dije con la voz temblorosa.

—Es la lista de almas recolectadas por demonio de este año, Paimon esta en segundo lugar, aunque en cualquier momento puede subir al primero. El infierno funciona distinto al cielo, allí no importa la sabiduría, ni los años de antigüedad de quien lidera, solo importa quien es más fuerte y una forma objetiva de medir eso es con la cantidad de almas que se lleva al infierno —explicó Ariel sentándose frente a mi.

Ángeles y demonios se besan en el PurgatorioWhere stories live. Discover now