R.A.B.

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- ¿Dónde estamos? - dijo la voz de Draco.

Alexa abrió los ojos. Por un momento, pensó que no habían abandonado la boda, después de todo; todavía parecían estar rodeados de gente.

- En Tottenham Court Road - jadeó Mattheo - Tenemos que encontrar a los demás. Deben estar por aquí, Hermione me dijo que nos encontraríamos en una cafetería.

Ambos hicieron lo que le decía. Medio anduvieron medio corrieron subiendo la amplia y oscura calle, atestada de trasnochadores y llena de tiendas cerradas, mientras que las estrellas brillaban sobre ellos.

- Tenemos que cambiarnos - habló Alexa, viendo como todos los miraban raro por sus atuendos peculiares.

- ¿Por qué? Te ves hermosa - le sonrió su novio a paso apresurado.
Sabía que toda la situación le estaba inquietando. No sabía en dónde estaban, ni cuál era el paradero de su mellizo y amigos, ni que había pasado con su familia en La Madriguera; así que intentó calmarla.
- Hermione tiene una especie de bolso donde entra lo que sea, empacó ropa para todos.

Retrocedieron por la calle lateral y de nuevo por la carretera principal, donde un grupo de hombres cantaba y ondeaban los brazos en la acera de enfrente.

Entraron en un café nocturno pequeño y gastado. Una ligera capa de grasa yacía sobre todas las mesas, pero por lo menos estaba vacío. Draco tomó asiento de inmediato, y Alexa lo acompañó y se sentó junto a él, frente a Mattheo, que quedó de espaldas a la entrada.

La camarera, que masticaba chicle, les atendió, y pidieron lo primero que se les ocurrió, ya que ninguno conocía esas bebidas muggles.
Alexa se levantó de repente cuando sintió la campana de la puerta abrirse. Corrió y abrazó a su mellizo con desesperación, como si volviera de un largo viaje. Luego hizo lo mismo con los demás, y todos tomaron asiento alrededor de una mesa.

- Nosotras iremos al baño a cambiarnos, cuando salgamos van ustedes - Hermione sacó su varita y su bolso, y después exclamó - Si, aquí están - dijo, y sacó pares de vaqueros, remeras y algunos calcetines granates.

- ¿Cómo demonios...? - se asombró Ron.

- Encantamiento de Extensión Indetectable - contestó - Se me ocurrió cuando vi la maleta que Theo le regaló a Alexa por Navidad. Scamander la usaba para tener hábitats de animales, pero pensé que era más práctico un bolso.

- ¿Cómo conseguí regalarte eso?

- Me lo vengo preguntando desde qué lo hiciste, pero no creo que lo recuerdes.

- No lo hago - comentó extrañado.

Hermione dio una pequeña sacudida a la aparentemente frágil bolsa, que resonó como si fuera un cargamento con varios objetos pesados ​​rodando dentro. Sacaron la ropa y junto con la pelirroja se dirigieron a los baños. Esperando las bebidas que solicitaron, a Harry le preocupaba algo todavía.
- Los demás... Toda la gente de la boda...

- No podemos preocuparnos por eso ahora - cuchicheó Mattheo - Van tras de ti, Harry, y si volvemos lo único que conseguiremos será ponerlos a todos aún en más peligro.

- Tiene razón - apoyó Ron, que parecía saber que Harry estaba a punto de discutir - La mayor parte de la Orden estaba allí, cuidarán de todos.

- Tomen, cámbiense - anunció la castaña al volver.

Tiempo después, un par de obreros fornidos entraron en el café y se metieron en el reservado de al lado.
Hermione redujo su voz a un susurro.
- Yo digo que encontremos un lugar tranquilo para desaparecernos y dirigirnos hacia el campo. Ahí estaremos más seguros.

Mattheo Riddle y Alexa Weasley (parte 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora