Estadía

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- No puedo creer que lo eligiera a él - farfullaba Ron sumamente molesto, minutos después de la partida de su hermana y cuñado. Todos los demás seguían sentados alrededor de la mesa, con sus platos intactos y en silencio.
- ¿Qué? ¿Ustedes también?

- Yo... yo pienso... que tiene algo de razón - sollozó Hermione, posicionando sus rodillas en el borde de la silla.
- No toda - se apresuró a aclarar cuando vio como la rabia subía por la garganta del pelirrojo.

- ¿Me estás diciendo que Harry quiso envenenarla, que tú solo la quieres para no sentirte la única chica aquí, él para no estar solo y yo para no ser un perdedor? ¿Eso dices?

- Lo de Harry no fue intencional, pero quizás pudo haberse evitado.

- Sí él no hubiera puesto el veneno en primer lugar - saltó el susodicho señalando a Draco.

- Eso tampoco fue intencional. Fue todo parte del plan de los mortífagos, ya me he disculpado por eso.

- Y ya te perdonamos - agregó Hermione rápidamente; sabía que ninguno lo iba a decir aunque lo tuvieran en mente.

- ¿Ustedes creen que Alexa jugaba al Quidditch por obligación? - preguntó su hermano, y se dejó caer en el sillón donde antes estaba Mattheo.

- Parecía gustarle - aportó Harry.

- No se la notó enojada cuando Ginny la reemplazó - observó la castaña - Dijo que así podría tener más tiempo para la magizoologia.

- No es una novedad que eso es lo que realmente quiere - manifestó Draco.

- Soy un tonto - se lamentó Ron - No volverá a hablarme.

- No digas eso - Hermione se acercó, sentándose a su lado - Sabemos que ser un Weasley no es fácil; son muchos y tienen que competir en todo momento.

- No quiero que piense que no vale nada - suspiró, dejando caer su cabeza para atrás.

- Perdona si me pasé - susurraba Mattheo en la carpa apartada

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- Perdona si me pasé - susurraba Mattheo en la carpa apartada.

Alexa le daba la espalda acostada sobre la cama, mientras él descansaba su cabeza sostenida por el codo y acariciaba el brazo de su novia con sus dedos.

- Está bien - su voz denotaba cansancio, se escuchaba como si tuviera un resfriado.

- Si quieres estar sola, solo dímelo.

Transcurrieron unos minutos de silencio donde él no se movió, hasta que ella tomó el valor para hablar.

- Eres el único que me entiende sin ni siquiera estar en mi situación.

El Slytherin sonrió sin mostrar los dientes.
- Te comprendo. Ambos somos de familias que debemos destacarnos para que nos valoren.

- Sí, pero... tú no lo intentas. No buscas su aprobación.

Mattheo Riddle y Alexa Weasley (parte 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora