El guardapelo

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Uno... dos... tres... ábrete - susurró Harry en pársel.

La última palabra llegó en forma de un siseo y un gruñido y las puertas del guardapelo se hicieron con un pequeño chasquido.

- Golpea - dijo, sujetando el guardapelo firme en la roca.

Alexa alzó la espada entre sus manos temblorosas. Surgió un punto sobre los ojos que saltaban de un lado a otro, y Harry agarró el guardapelo firmemente, endureciéndose a sí mismo, ya imaginando sangre manando de las ventanas vacías.

- ¡No le escuches! - dijo Harry ásperamente - ¡Golpea!

- He visto tus sueños, Alexa Weasley, y he visto tus miedos. Todo lo que deseas es posible, pero todo lo que temes también...

- ¡Golpea! - gritó su amigo otra vez, su voz resonó entre los árboles circundantes; la espada temblaba.

- Siempre menos amada, por la madre que anhelaba un solo hijo... amiga... siempre eternamente a la sombra...

- ¡Alexa, golpea ya!

Alzó la espada más alto, y cuando lo hizo,
retrocedió mientras las figuras surgían del guardapelo: su familia.

- Nunca serás mejor que nosotros - decían Fred y George al unísono. Eran iguales a sus hermanos, pero tenían una mirada y una sonrisa malévola.

- Siempre seré la chica preferida de todos - hablaba Ginny, mirándola con desprecio.

- Nunca fuiste la mía de todos modos - se burlaba Charlie, riendo con Bill y el señor Weasley.

- ¡Mira todo lo que logré! - vitoreaba Percy, abrazado a su madre.

- ¿En serio pensaste que me quedaría por ti, Alexa? - dijo Ron, cruzado de brazos y con malicia.

Se bamboleaba, cacareando, ante su melliza, que parecía horrorizada, y la espada colgaba inútilmente a su costado.

- ¡Nunca serás especial! ¡Nunca serás especial! ¡Nunca serás especial! ¡Nunca serás especial! ¡Nunca serás especial! ¡Nunca serás especial!

- ¡Alexa, golpea! - chilló Harry, pero ella no se movía.

- ¡No eres nadie! ¡Nunca serás especial! ¡Nunca nadie te querrá!

- Alexa, no los escuches. Solo escúchame a mí - habló una voz en su cabeza: Mattheo.
- Todo lo que te he dicho es cierto. Eres única, Alexa. Puedes con esto. Confío en ti.

Alzó la espada en alto, con un poco más de valentía.
- ¡Hazlo, Alexa! - gritó Harry.

- Tú puedes, pelirroja.

Harry se lanzó fuera de su camino, se oyó un chasquido de metal y un largo e interminable grito.
Las versiones monstruosas de la familia Weasley habían desaparecido. Solo estaba Alexa, allí de pie con la espada en la mano, mirando a los restos esparcidos del guardapelo sobre la roca plana.
Lentamente, Harry se acercó a ella, sin saber apenas qué decir o hacer. Alexa estaba respirando con dificultad y buscando una persona en especial.
Vio a lo lejos que Mattheo le guiñaba un ojo desde la entrada de la carpa. Tuvo un impulso de correr y abrazarlo, pero él volvió a meterse en ella.

El de anteojos se agachó, y recogió el Horrocrux roto. Alexa había perforado el cristal de ambas ventanas. La cosa que había habitado en el guardapelo se había desvanecido; torturar a Alexa había sido su acto final.
La espada produjo un sonido metálico cuando la dejó caer. Se había desplomado de rodillas, con la cabeza entre las manos. Estaba temblando, pero no de frío.

Harry se metió el guardapelo roto en el bolsillo, arrodillándose junto a Alexa, y colocando una mano cautelosamente en su hombro.

- Nunca dudes de lo valiosa que eres.

Mattheo Riddle y Alexa Weasley (parte 3)Where stories live. Discover now