Riddles

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Un cóndor se elevó por encima de las cabezas de Draco, Alexa, y, Tom.

Los dementores retrocedieron ante la aproximación de la criatura, y flojamente la noche se volvió de nuevo, aunque el sonido de la batalla circundante sonaba alto en sus oídos.

- ¡Draco, necesito tu ayuda!

Alexa apuntaba con su varita lo más firme que podía, pero uno de los dementores se acercó a Tom; se echó hacia atrás su capucha, colocó sus mandíbulas alrededor de su boca, y empezó a consumir su alma.

- ¡Expecto Patronus!

Nada sucedió. Un sentimiento de desesperación y depresión inundaban el ambiente frío y espeso. La alegría y la felicidad se habían esfumado. Una niebla les oscurecía la visión, y parecía que los dementores no se irían nunca.

- ¡Expecto Patronus!

Y otra vez, nada.

- ¡Draco, piensa en algo alegre, vamos!

Tom se estremeció. Rodó por el suelo y se quedó inmóvil, pálido como la muerte.

- ¡DRACO!

Flashback

— ¿Cuál es tu equipo de quidditch? — se escuchó la voz de un niño, mientras Draco se aproximaba al vagón donde iba a encontrar al famoso Harry Potter.

— Eh... no conozco ninguno — confesó Harry.

— ¿Cómo? Oh, ya verás, es el mejor juego del mundo.

Le estaba explicando los mejores puntos del juego, cuando otra vez se abrió la puerta del compartimiento, pero esta vez no era Neville, el chico sin sapo, ni Hermione Granger.
Entraron tres muchachos, y Harry reconoció de inmediato al del medio: era el chico pálido de la tienda de túnicas de Madame Malkin.

Miraba a Harry con mucho más interés que el que había demostrado en el Callejón Diagon.

— ¿Es verdad? — preguntó — Por todo el tren están diciendo que Harry Potter está en este compartimento. Así que eres tú, ¿no?

— Sí — respondió Harry. Observó a los otros muchachos. Ambos eran corpulentos y parecían muy vulgares. Situados a ambos lados del chico pálido, parecían guardaespaldas.

— Oh, éste es Crabbe y éste Goyle — dijo el muchacho pálido con despreocupación, al darse cuenta de que Harry los miraba. — Y mi nombre es Malfoy, Draco Malfoy.

Ron dejó escapar una débil tos, que podía estar ocultando una risita.

El rubio lo miró.
— Te parece que mi nombre es divertido, ¿no? No necesito preguntarte quien eres. Mi padre me dijo que todos los Weasley son pelirrojos, con pecas y tienen más hijos de los que pueden mantener. — Se volvió hacia Harry. — Muy pronto descubrirás que algunas familias de magos son mucho mejores que otras, Potter. No querrás hacerte amigo de los de la clase indebida. Yo puedo ayudarte en eso.

Extendió la mano, para estrechar la de Harry; pero no la aceptó.

— Creo que puedo darme cuenta solo de cuáles son los indebidos, gracias — dijo con frialdad.

Draco Malfoy no se ruborizó, pero un tono rosado apareció en sus pálidas mejillas.

— Yo tendría cuidado, si fuera tú, Potter — dijo con calma — A menos que seas un poco más amable, vas a ir por el mismo camino que tus padres. Ellos tampoco sabían lo que era bueno para ellos. Tú sigue con gentuza como los Weasley y ese Hagrid y terminarás como ellos.

Mattheo Riddle y Alexa Weasley (parte 3)Where stories live. Discover now