Partida

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- Alexa...

No se dio vuelta. No lo notó. Ella estaba tan concentrada en prender una hornalla que no había escuchado la voz de su novio, y menos imagino que eso los condenaría.

Tampoco percibió como Mattheo salió de la habitación y fue a buscar a su cuñado, quien, igual de amargado que él, le confesó que tenía las mismas sospechas en cuanto a Hermione y Harry.

Cada uno fue a su cama, y empacaron sus cosas. Los Gryffindors volvían de buscar comida cuando los encontraron en la sala con mochilas en el hombro. Por otro lado, Draco y Alexa se despedían de la cocina con una bandeja de tazas de té.

- ¿Nos vamos tan pronto? - preguntó la pelirroja, confundida.

- ¡Sí, hemos llegado ayer, y este es el único lugar donde no me ha picado ningún sucio insecto! - se quejó el rubio apoyando las tazas en la mesa.

- Oh, se acuerdan de nosotros ahora, ¿eh? - ironizó Ron.

- ¿Qué?

El Gryffindor bufó con la vista fija en la parte de abajo de la litera superior.

- Prosigan. No dejen que les arruinemos la diversión.

Perplejo, Draco miró a Alexa en busca de ayuda, pero ella negó con la cabeza, aparentemente tan desconcertada como él.

- ¿Cuál es el problema? - cuestionó Harry.

- ¿Problema? No hay ningún problema - contestó Ron aún rehusando mirar a su amigo.

- Escúpelo, ¿quieres?

Ron balanceó las largas piernas fuera de la cama y se sentó. Se le veía sórdido, no parecía él mismo.

- Esta bien, lo escupiré. Estamos cansados, eso es todo. 

- Ron - dijo Hermione, pero con una voz tan baja que el pelirrojo podía pretender no haberla oído sobre el ruidoso tamborileo de la lluvia que ahora golpeaba latienda.

- Creí que sabían para lo que se habían ofrecido voluntarios - dijo Harry - ¿Pensaron que nos alojaríamos en hoteles cinco estrellas? ¿Qué encontraríamos un Horrocrux cada dos por tres?

- ¡Pensamos que sabías lo que estabas haciendo! - gritó Ron, poniéndose de pie, y sus palabras traspasaron a Harry como cuchillos ardientes - ¡Pensamos que Dumbledore te había dicho qué hacer, pensamos que tenías un verdadero plan!

- ¡Ron! - dijo Hermione, esta vez de forma claramente audible sobre la lluvia que retumbaba contra el techo de la tienda, pero otra vez la ignoró.

- Quítate el relicario, Ron - dijo Alexa, su voz inusualmente alta - Por favor quítatelo. No estarías hablando de esa forma si no hubieras estado usándolo todo el día.

- ¿Crees que esto es por el relicario, Alexa? ¿Tan ingenua eres? - habló su novio con un tono maleducado. Luego, miró fugazmente al rubio y volvió la mirada a su novia.
- Te he visto. LOS he visto.

- ¿De que hablas?

- También va para ti, Hermione - farfulló Ron, con las orejas coloradas.

- ¿Para mí? ¿De que hablan?

- Ya no nos quieren aquí - sentenció Mattheo - Veo en la forma en que lo miras, Alexa. Lo sé, porque a mí me mirabas de ese modo.

La mandíbula de su novia subió y bajó con confusión y asombro.

Mattheo Riddle y Alexa Weasley (parte 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora