El encantamiento protector que había mantenido a Harry Potter a salvo se había roto cuando cumplió la mayoría de edad, yéndose definitivamente de Privet Drive.
Para detener al señor Tenebroso, que se dedica a aterrorizar a todos sus seres queridos...
Draco abrió los ojos y quedó deslumbrado por el verde y dorado; no tenía ni idea de lo que había sucedido, solo sabía que yacía en lo que parecían hojas y ramitas. Luchando por llevar aire a unos pulmones que parecían aplastados, parpadeó y se dio cuenta de que la luz deslumbrante de colores chillones era la claridad del sol, que se colaba através de un dosel de hojas a mucha altura sobre él.
Se apoyó con las manos y se puso de rodillas, preparado para enfrentarse a una criatura pequeña y feroz; pero vio que el objeto era el pie de Ron. Miró alrededor, yacían sobre el suelo de un bosque, aparentemente solos ellos seis.
Su primer pensamiento fue que era el Bosque Prohibido, incluso sabiendo lo tonto y peligroso que sería aparecerse en los terrenos de Hogwarts. Sin embargo, en los pocos momentos que le llevó a Mattheo emitir un gruñido bajo y a Harry empezar a gatear hacia el, se dio cuenta de que ese no era el Bosque Prohibido. Los árboles parecían más jóvenes, había espacios más amplios y el terreno era más claro.
Se encontró con Alexa, también apoyada sobre las manos y rodillas, junto a la cabeza de Mattheo. En el momento que sus ojos se posaron sobre él, todas las otras preocupaciones volaron de su mente, ya que la sangre empapaba por completo el rostro de su amigo y su cara de color blanco grisáceo, destacaba sobre el suelo lleno de hojas. La poción multijugos ahora estaba desapareciendo. Mattheo estaba a medio camino entre su apariencia normal y la de Cattermole, su pelo se volvía más y más oscuro mientras su cara perdía el poco color que le quedaba.
- ¿Qué pasó?
- Se escindió - dijo Hermione, temblando.
Los dedos de Alexa estaban ocupados en la mejilla derecha de Mattheo, donde la sangre era más abundante y oscura. Draco miró, horrorizado, como abría con violencia la camisa y cinchaba las mangas.
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Sus tripas se revolvieron con desagrado cuando descubrió aún más el cuello del Slytherin, donde faltaba un gran pedazo de carne, sacado limpiamente como si se hubiera usado un cuchillo.
- Harry, rápido, en mi bolso hay una pequeña botella con la etiqueta Esencia de Díctamo... - anunció Hermione con desesperación.
El antedicho se apuró hacia el lugar donde había aterrizado Hermione, agarró el pequeño bolso adornado con cuentas y metió la mano en el interior. Al momento, comenzó a tocar objeto tras objeto: lomos de cuero de libros, mangas de lana de jerséis, tacones de zapato...
- ¡Rápido! - gritó Alexa con la voz raspada - Estarás bien, mi amor. Te lo prometo. Estoy presionando la herida, no pasará nada...
El Gryffindor agarró su varita del suelo y la apuntó a las profundidades del bolso mágico. - ¡Accio Díctamo!
Una pequeña botella marrón salió zumbando del bolso; la agarró y volvió con rapidez junto a Alexa y Mattheo, cuyos ojos ahora estaban medio cerrados. Todo lo que se veía entre sus pestañas eran franjas del blanco globo ocular.
